Europa se juega esta semana algo más que una foto con Donald Trump: intenta influir, aunque sea en el último minuto, en la conversación que el viernes mantendrá con Vladimir Putin y que puede definir el futuro de Ucrania.
Y en ese tablero, Ursula von der Leyen y Giorgia Meloni han sido las únicas mandatarias mujeres que han estado en todas las reuniones clave, desde la primera -reservada al núcleo duro para preparar la ofensiva diplomática- hasta la “reunión decisiva” con el presidente estadounidense.

No han acudido sólo para escuchar: han marcado las líneas rojas que Europa pretende imponer, desde el rechazo a cualquier cesión de fronteras hasta el veto a ampliaciones territoriales dictadas por Moscú.
Von der Leyen, presente
Que Von der Leyen esté en la mesa no sorprende. Su figura, siempre calculadamente diplomática, y su cargo como presidenta de la Comisión Europea la convierten en uno de los pesos pesados del continente.

Von der Leyen, que superó una moción de censura gracias a un cordón sanitario frente a la extrema derecha que pedía su destitución, llega a esta cumbre con el respaldo de la mayoría proeuropea en el Parlamento y la credibilidad de quien ha pilotado la política de sanciones y apoyo militar a Ucrania desde 2022. Trump, que valora la jerarquía institucional, la escucha.
El factor Meloni
Más llamativa es la presencia -y el peso- de Giorgia Meloni. Institucionalmente por debajo de Von der Leyen, la primera ministra italiana ha logrado entrar en el círculo reducido que define la estrategia europea frente a Washington y Moscú.
Lo ha hecho no tanto por la fuerza de su puesto, sino por su habilidad política. Pertenece a la familia de la extrema derecha europea, y sus posturas sobre migración o derechos LGTBIQ+ han sido duramente criticadas en Bruselas. Sin embargo, desde que llegó al poder ha suavizado su discurso y ha adoptado un tono más pragmático. Ha sido cauta en sus críticas a las instituciones comunitarias, consciente de que un pulso frontal le restaría capacidad de influencia.
El cambio no es casual. Cuando el Gobierno de Emmanuel Macron comenzó a tambalear, Meloni sonó como una figura de estabilidad en el sur de Europa. Además, su papel como negociadora en jefe con Trump en el capítulo arancelario le dio un perfil que la mayoría de líderes del bloque no tienen: interlocutora directa en uno de los frentes más sensibles para la Casa Blanca. Esa relación previa explica que hoy esté sentada -virtualmente- frente al presidente estadounidense con algo más que el guion europeo en la mano.

Dos mujeres en “reuniones de hombres”
La imagen de este miércoles -dos mujeres marcando el paso en reuniones reservadas históricamente a hombres- es también un reflejo de cómo cambia el reparto del poder en Europa.
Trump y Putin decidirán mucho sobre Ucrania este viernes, pero las líneas que no deberían cruzar llevan ya la firma de estas dos líderes