Cuando una mujer pide ayuda y denuncia violencia de género es fundamental que todos los operadores que tienen contacto con la víctima tengan formación en violencia machista. En primer lugar, para que la atención sea profesional, no se revictimice a la mujer y se sienta arropada. Pero no es una cuestión solo de trato. Las mujeres responden a las preguntas del cuestionario VioGén y el algoritmo arroja un nivel de riesgo determinado, en ese primer contacto.
Sin embargo, los agentes pueden modificar el resultado y ajustarlo en función de sus conocimientos sobre violencia, la actitud de la mujer, las entrevistas con el entorno y demás detalles imperceptibles para el algoritmo. Con lo cual, es peligroso que un agente atienda a una mujer y no esté especializado. De esa primera valoración policial, además, emana el proceso judicial, y el juzgado decidirá medidas de protección en función del resultado del sistema VioGén. Una mala valoración o un trato no adecuado a esas mujeres, que encuentran las fuerzas para denunciar en momentos tan críticos, puede tener consecuencias terribles.
Qué entiende Interior por “personal policial especializado”
Es lo que denuncia la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Aseguran que los agentes que atienden a las víctimas no están formados. De hecho, han remitido una solicitud a la Oficina del Consejo de la Guardia Civil con el objetivo de clarificar la aplicación de la Instrucción 1/2025 sobre el sistema VioGen2, que se puso en marcha a principios de este año.
En concreto, han requerido información precisa sobre “quién debe ser considerado ‘personal policial especializado’, cuáles son los requisitos formativos para dicha consideración y qué funciones les corresponden de forma diferenciada”.

La normativa es ambigüa y provoca situaciones de inseguridad jurídica
Esta petición surge ante la creciente preocupación entre el personal de Policía Judicial y los equipos VioGén por la ambigüedad de la normativa actual, que está provocando situaciones de inseguridad jurídica y una aplicación desigual del protocolo, en una materia tan sensible como la violencia de género.
Alicia Sánchez, secretaria de Igualdad de la AUGC lo explica así: “Un guardia civil de Tráfico, motorista, hace un curso y solo después le destinan a la especialidad de Tráfico. Un guardia de Seprona lo mismo, se forma y pide la vacante. Sin embargo, los agentes que tratan con víctimas de violencia de género, por ejemplo en un pueblo, lo mismo reciben una charla de dos horas y, a lo mejor, pueden llevar la violencia machista en toda su zona. No les forman. No hacen ningún curso. Dan una charla que puede ser de dos o tres mañanas, nada más”.
“Voy a una charlita y luego tengo que ser soy autodidacta”
Además, Sánchez explica que “no existe un plan de reciclaje, no hay unas vacantes específicas para violencia. Puede ocurrir que si me llevo bien con el jefe, con el capitán, con el teniente que hay ahora en mi zona y me diga: “Mira, vas a llevar tú el equipo de VioGén de la zona de Matalascañas, o de donde sea. Me nombra, voy a una charlita y luego tengo que ser soy autodidacta, me formo por mi cuenta y ya está. Es decir, no soy una especialista como el guardia civil de Tráfico o el de Seprona”, alerta.

La secretaria de Igualdad de la AUGC también denuncia que “incluso a un nivel más alto, a nivel comandancia en la capital de la provincia donde está Policía Judicial tampoco se valora la formación. La Policía Judicial se divide en dos grupos: Patrimonio, que se encargan de temas de robos y demás y el grupo de Personas, que son los que tratan a víctimas de violencia de género. Pues bien, ni siquiera estos que se consideran especialistas en violencia de género porque ejercen en el EMUME (Equipos Mujer-Menor) van siempre a realizar esas labores. Si discuto con el jefe, o me cojo una baja me pueden volver a mandar a Patrimonio y toda esa experiencia se pierde”.
Piden que la atención a víctimas de violencia sea una especialidad
Por ello reclaman que la atención a las víctimas de violencia sea una especialidad como es el resto y que sea personal que se forme, que haga sus cursos de reciclaje y que pida su vacante en estas unidades.
“Al final la intuición de la persona que trata con la víctima es la que le hace elevar el riesgo y no permitir que corra riesgos innecesarios que podría correr si no hay formación o incluso la revictimización de la mujer. El trato con estas víctimas no es como tratar con una víctima de un robo. Tienes que estar formado. Nos tienen que especializar porque llegamos los primeros al lugar de los hechos y no siempre se tiene esa sensibilidad o entender si realmente la víctima puede estar en riesgo. A lo mejor yo sí lo puedo ver, pero mi compañero no y al revés”, concluye.
El Ministerio de Interior, por su parte, asegura que “todos los guardias civiles reciben formación básica sobre violencia de género en su paso por las distintas academias del cuerpo por las que tienen que pasar para ingresar en el mismo o, después, para ascender a las distintas escalas”.
Cursos de 50 horas en la academia
Sánchez replica que se trata de un curso de 50 horas de formación para violencia de género y otras materias en la academia. Formación, insiste, “que no vuelves a recibir y que quienes llevamos años en la Guardia Civil nunca hemos recibido”.
Solo en lo que va de año, según el Ministerio, la Jefatura de Formación de la Guardia Civil ha organizado 15 cursos y seminarios obligatorios para todos los miembros de los Equipos VioGén del cuerpo. Son los cursos, aclara Sánchez, que te dan cuando te eligen para el puesto, que apenas duran un par de mañanas y no son exhaustivos.
Interior señala, además, que el área de Violencia de Género y Formación de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio ha convocado tres cursos de carácter voluntario para efectivos de las Fuerzas de Seguridad sobre aspectos legales y procesales relacionado con la violencia de género y el Centro Universitario de la Guardia Civil (Alcalá de Henares) impartió el pasado curso un máster sobre violencia contra la mujer, que se ha vuelto a convocar en el curso que ahora comienza. En ambos casos, no existe obligación de asistir para los agentes dedicados a la violencia de género.