FÚTBOL

La mujer más joven en crear su propio club que murió a los 20 años, la huella de Irene González

Pionera coruñesa del fútbol, fundó en 1924 su propio equipo, el Irene FC, y se convirtió en la primera mujer en vivir de este deporte. Su carrera fue breve pero histórica para el fútbol femenino español

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La futbolista pionera española, Irene González
Wikimedia Commons

Irene González oriunda de Coruña, cuyas racies son de una familia modesta que inicialmente no comprendían sus aspiraciones deportivas. Desde muy joven sintió una profunda pasión por el fútbol y decidió entregarse con determinación a ese mundo reservado casi exclusivamente a los hombres de su época.

Con apenas quince años, empezó a abrirse paso jugando en equipos locales de su ciudad natal, enfrentándose a actitudes adversas incluso dentro de su hogar, donde su familia estaba en contra de que juegue partidos.

A pesar de esas resistencias, Irene no se conformó con ser una simple espectadora: su vocación la empujaba a estar en el terreno de juego. Inició sus primeros pasos como delantera, mostrando carácter e ingenio.

La delantera reconvertida en portera, Irene González. @Attramentum_Esp

Logros a base de esfuerzo

Con el tiempo, fue desplazándose hacia posiciones más defensivas hasta asumir el rol de guardameta, puesto que terminaría por consagrarla y darle notoriedad frente al público.

En ese rol compitió incluso con hombres reconocidos del fútbol de su zona, como Rodrigo García Vizoso —quien más adelante se hizo un puesto en el Real Madrid—, lo que demuestra el nivel al que Irene aspiraba y que logró alcanzar.

En 1924, decide fundar su propio equipo, el Irene F.C. No solo iba a seguir jugando al fútbol, sino que creaba un equipo para jugar, dirigirlo y liderarlo, además de federarlo en la Federación Española de Fútbol.

Su equipo jugó distintas competiciones infantiles en A Coruña, llenando campos y atrayendo a miles de personas. Su equipo era llamado en las fiestas de los pueblos con la única condición de que ella jugara, así que Irene aprovecha el tirón y cobraba por los partidos que le tocaba disputar.

Equipo de fútbol femenino en la década de 1920.

Un legado especial

El destino de esta historia de esta pionera en el futbol gallego fue lastimosamente muy trágico: hacia 1927, Irene contrajo tuberculosis, enfermedad que la obligaba a alejarse progresivamente de los terrenos de juego, y terminando por arrebatarle su vida el 9 de abril de 1928, con apenas 19 años.

A pesar de los esfuerzos y donaciones que llegaron desde distintas ciudades gallegas mediante partidos benéficos, no pudo recuperarse.

Aunque su vida fue breve, su impacto fue gigante y la huella que dejó fue imborrable. Hasta la fecha no se ha documentado otra mujer que antes que ella desempeñara un papel semejante: la primera futbolista que jugó abiertamente en equipos masculinos, la primera mujer que dio nombre a su club y la primera que lo dirigió.

En un tiempo en que las mujeres no tenían incluso derecho al voto, Irene se forzó con su sola existencia las limitaciones impuestas por la sociedad.

Fue admirada por hombres y mujeres, cuestionada por muchos, pero reverenciada por quienes supieron ver en ella el coraje de ser pionera. Fue la primera futbolista profesional, delantera, luego portera, polifuncional en cualquier posición dentro del campo, que impuso su nombre en este deporte a base de mucho trabajo.

Su figura inspira hasta hoy, no como un mito olvidado, sino como un símbolo del talento resistente frente a la adversidad y la injusticia.