En unas elecciones presidenciales en Polonia con el índice de participación más elevado de la historia, los polacos certificaron la profunda división política que vive el país. El candidato conservador, Karol Nawrocki, venció por un estrecho margen de 50,9% – 49,1% frente al candidato liberal Rafal Trzaskowski. Aunque ocupará un cargo simbólico, el nuevo presidente tiene poder de vetar leyes aprobadas por el gobierno del primer ministro europeísta Donald Tusk.
Para Danuta, mujer residente de Cracovia, el resultado fue un alivio: “Estoy feliz, mi candidato ganó. Estoy contenta porque Polonia se mantendrá Polonia y no será vendida”. Su candidato, del partido “Ley y Justicia”, se define como ferviente patriota, que apuesta por reducir el vínculo con la Unión Europea (UE). En cambio, el joven Fabian se mostró decepcionado: “No me gustan los resultados. Mi predicción era que iba a ser distinto, pero estaba equivocado”.
Una ola populista que recorre Europa
El nuevo presidente, exboxeador e historiador, sacó provechó de la oleada favorable a la derecha populista que recorre Europa, donde formaciones de izquierda y liberales siguen cosechando derrotas. En la recta final de las elecciones, el presidente de EE UU Donald Trump apoyó a Nawrocki. Ahora, Polonia operará con dos centros de poder enfrentados, que priorizan direcciones distintas para el país.

El único punto de encuentro entre las corrientes liberales y conservadoras es mantener el apoyo militar a Ucrania en su guerra contra Rusia. No obstante, chocan en cuestiones civiles domésticas, como el derecho al aborto, que estuvo prohibido durante los ocho años en que “Ley y Justicia” gobernó el país. El actual primer ministro Donald Tusk prometió retirar el veto impuesto, pero no logró superar el veto del presidente saliente Andrzej Duda.
Veto a leyes importantes
Con la victoria de Nawrocki, los simpatizantes de “Ley y Justica” se sienten revitalizados, 18 meses después de perder el poder en las elecciones ejecutivas que ganó la coalición de Tusk, formada por conservadores, liberales e izquierdistas. Si bien el presidente del país no puede influir en la política exterior o de defensa, sí tiene poder de veto sobre leyes importantes. Para los intereses del gobierno de Tusk, que no tiene mayoría parlamentaria suficiente, la nueva realidad política supone otro jarro de agua fría.

“Probablemente esto supondrá unas elecciones anticipadas, porque vetará cualquier ley aprobada por el gobierno”, vaticinó el periodista polaco Konstanty Gebert a la BBC. El mandato de Tusk está vigente hasta el otoño de 2026, pero Gebert vaticina que, si Ejecutivo va “de derrota en derrota, puede ser que lo elijan como el menor de los males”.
¿Qué pasará con el aborto?
El poder de veto ejercido por Duda, el presidente saliente, permitió frenar la restitución del derecho de las mujeres a abortar a partir de la semana 12 de gestación, una causa social que movilizó a decenas de miles de mujeres en el país y generó fricción. También se vetó la legalización de los matrimonios homosexuales o la despolitización del sistema judicial.

El partido “Ley y Justicia” fue de los pioneros europeos en lastrar la separación de poderes en el país. “No permitiremos que Donald Tusk tenga el poder absoluto, un poder maligno, que no se preocupa por el dinero público”, afirmó el vencedor Nawrocki. Habitualmente, las leyes aprobadas por Tusk son revisadas por las cortes, donde los jueces asignados por “Ley y Justicia” siguen siendo mayoría.
Es previsible que Nawrocki herede los vetos de Duda. Especialmente, el de la ley que preveía restaurar la independencia judicial. Según la Corte Europea de Derechos Humanos, el tribunal constitucional del país está repleto de nombramientos irregulares impuestos por el anterior ejecutivo.

El liberal Trzaskowski ganó la primera vuelta de las elecciones polacas el 18 de mayo, mientras que Nawrocki quedó segundo en una contienda reñida con 13 candidatos. La derrota del candidato europeísta en la segunda vuelta indicó que los votos que se destinaron a candidatos de extrema derecha en la primera vuelta se inclinaron a favor del Nawrocki.
El nacionalismo de Nawrocki
Nawrocki cree que la visión de Tusk de consolidar a Polonia en la corriente principal de la UE -apoyándose en las buenas relaciones con Bruselas, Berlín y París- contradice los intereses nacionales polacos. Estos intereses se atienden mejor, afirma, plantando cara cuando sus opiniones divergen y no cediendo más poderes a Bruselas.
Nawrocki se opone a las propuestas climáticas de la UE, como el Pacto Verde, porque afirma que limitar las emisiones de gases de efecto invernadero perjudicará a los pequeños agricultores polacos. “La situación no se calmará tras las elecciones. Polonia ha estado tan profundamente dividida durante dos décadas que el nuevo presidente no eliminará estas trincheras”, vaticinó el escritor polaco Slawomir Sierakowski en Deutsche Welle.