El asesinato de una mujer prostituida la semana pasada en Lloret de Mar ha puesto de manifiesto la inseguridad con la que conviven a diario estas mujeres. No existen cifras oficiales sobre agresiones físicas, sexuales o asesinatos. No se contabilizan, pero se sabe que se trata de una comunidad muy vulnerable expuesta a todo tipo de violencias.
Rosario Porras, abogada y coordinadora del departamento jurídico de la asociación In Género, lo sabe. “Hace unos tres años empezamos a contabilizar las agresiones que sufrían estas mujeres porque nos pareció que empezaban ya a ser un problema relevante. Nos dimos cuenta de que ellas no daban el paso de denunciar, ni siquiera de hablar de ello”, explica.

Treinta y cinco agresiones en un año
“Es cierto que la entrada en vigor de la Ley “solo sí es sí” fue un antes y un después para este tipo de agresiones. Ayudó mucho a que las mujeres denunciasen. Obviamente, en el cómputo total todavía es una cifra muy insignificante, porque es una muestra muy pequeña”.
In Género ha contabilizado 35 agresiones en el último año del número de mujeres que atienden, una cifra reducida si pensamos en el total de mujeres prostituidas, pero que da una idea de la magnitud del problema.
¿Cómo se protegen?
Porras asegura que cuando hacen salidas fuera del domicilio o fuera del club, “siempre le decimos que manden la ubicación de donde están a alguna compañera de confianza. Es fundamental que nunca se vayan solas sin que nadie sepa el lugar al que acuden porque no tienen la seguridad de saber con quién y qué se van a encontrar”.
Pactar con el putero el servicio concreto es también muy importante. “Les decimos que lleguen a un acuerdo concreto del servicio que van a realizar porque así se evita el forcejeo, la controversia, la disputa y él ‘no es que tú tienes que hacer esto porque eres prostituta, tienes que pasar por aquí porque yo te lo digo, porque voy a pagarte’, entonces todo eso evita que, en algunas ocasiones, puedan ser víctimas de una agresión sexual“.

Quitarse el preservativo sin consentimiento, el stealthing
Cuenta Rosario Porras que una de los de las preguntas que desde In Género se les hace a estas mujeres, la asociación recoge todo tipo de datos, es si los clientes le piden sexo sin condón, sin precaución. “Te puedo decir que aseguran que lo solicita más del 90 por ciento” de los puteros, se trata de una petición habitual.
Según explica la abogada “lo que suele ocurrir, normalmente, es que es cuando están manteniendo relaciones, el cliente se quite el preservativo. Es un delito y se denomina stealthing. “Con esta forma de de de actuar las mujeres ponen en riesgo tanto su salud como su integridad física, porque a veces en el forcejeo, pues se sufren malos tratos“, apunta.
Tratamiento psicológico y apoyo emocional
El convivir a diario con el miedo y las demandas de los puteros pasa factura a todos los niveles. Porras señala que estas las demandas de psicólogos por parte de estas mujeres cada vez se incrementan más.
“Para empezar ellas están muy estigmatizadas con el ejercicio de la prostitución. En su mayoría se ven obligadas a a tener que estar en esta en en en este mundo porque no tienen otra salida, ya que son mujeres que sufren múltiple discriminación por ser mujeres, por ser, en su mayoría extranjeras, por carecer de documentación, por la situación de pobreza de la que vienen. Entonces, esa vulnerabilidad les hace llegar a España con unas perspectivas migratorias que chocan con la realidad”.
“Partimos de la base que para ellas no es fácil a nivel psicológico tener que soportar esta situación y obviamente muchísimo menos cuando sufren una agresión. Al final ellas, en su ejercicio, dan con personas con conductas sexuales muy particulares, que consumen mucho drogas y alcohol. Saben a lo que están expuestas y siempre tienen miedo“, concluye.
In Género atendió en 2024 atendió a más de 8.900 mujeres en contextos de prostitución, detectó 74 posibles víctimas de trata (29 denunciaron) y atendió 218 demandas jurídicas relacionadas con agresiones sexuales.