El verano de junio de 2023, un grupo de futbolistas de la cantera del Real Madrid, grabaron sin consentimiento, presuntamente, las relaciones sexuales que mantuvieron con tres jóvenes de entre 16 años y 18 años. Ellos, con 20 y 21 años, eran plenamente conscientes de lo que hacían: mantener relaciones sexuales con una menor de edad y grabar las relaciones sin consentimiento para, después, compartirlas con sus colegas.
“No eres consciente de las hostias que les dábamos”
Con la impunidad del que siente ser el rey del mundo, alardearon por WhatsApp de las “hostias” que pegaban a las chicas: “Serán guarras”; “puta gitana”; “el culo y la cara rojos. No eres consciente de las hostias que les dábamos”. Y, entre frase y frase propia del machirulo que llevan dentro, compartieron esos vídeos masivamente. A pesar de que, las víctimas, cuando se cercioraron de que las habían grabado sin su consentimiento, les pidieron que borrasen las imágenes. Lejos de hacerlo, buscaron hasta un titular para nombrar los vídeos: “I tan guarres les canaries”. Así consta en el auto de fiscalía al que tuvo acceso El País.
Entre todos, enviaron decenas de vídeos y fotos, en diferentes formatos, un grupo de Whatsapp. “Lo peor”, llegaron a decir a los amigos a los que rebotaron esos vídeos, es que “una tenía 16 años”. Esa confirmación sería detonante para las posibles sentencias que están al caer contra los implicados: la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil), gracias al volcado del teléfono móvil de los canteristas -a los que tuvo acceso El Confidencial- puede demostrar que eran conocedores de la edad de una de las jóvenes. Fueron detenidos por un presunto delito de revelación de secretos y pornografía infantil.

El caso de las 27 víctimas: sus novios las utilizaban como mercancía sexual vía online
Hace apenas unos días la Guardia Civil desmantelaba una especie de red de pornografía con 27 mujeres como víctimas y decenas de implicados. Los susodichos eran sus novios o ligues. Ninguna de las víctimas desconfiaba de ellos. Chavales comunes: universitarios, educados y, de ojos para fuera, respetuosos con sus ya exparejas. A todas las grababan mientras mantenían relaciones sexuales, algunos de ellos, llegaron a instalar cámaras en las viviendas de las víctimas. Robarles aún más su intimidad si era posible.
Todo lo hicieron con un fin: usarlas como mercancía para compartir en diferentes chats de WhatsApp sus fotos. Sin el consentimiento de las víctimas, por supuesto. Los cabecillas de la trama, dos chicos de 23 años – ya detenidos- armaron una red nacional en la que solo se invitaba a participar al hombre que compartiese, también, desnudos de sus novias. Machos alfa, una vez más, actúando con la impunidad que sienten tener los machistas de turno.
El 73% de mujeres ha sufrido violencia machista digital
De esta violencia de género digital son cada vez más las víctimas. Datos abrumadores: en el ámbito de pareja, ya representa la mitad de la violencia ejercida contra ellas. Así lo demuestra el estudio ‘Violencia de género digital en el sistema penal’. Según estudios internacionales (de la ONU, entre otros organismos) más del 73 % de las mujeres que utilizan internet han sufrido acoso, control, amenazas o difusión no consentida de imágenes íntimas.
Y aunque es una realidad aparentemente reciente, porque es ahora cuando los datos la abalan como un tipo de violencia más ejercida contra las mujeres, la violencia digital existe desde que existe – valga la redundancia- la red de Internet. Las conexiones en el ciberespacio. Para los hombres machistas se ha convertido en un arma más para ejercer violencia contra sus parejas, exparejas o desconocidas.
El caso de Olvido Hormigos: se intentó suicidar y tuvo que abandonar su carrera política
La extorsión, vejación y humillación que sufrió la entonces concejala socialista Olvido Hormigos nos hizo conscientes como sociedad de que este tipo de violencia contra las mujeres había llegado para quedarse. Fue detonante para que en nuestro país se reconociese y se tipificase como delito la difusión no autorizada de imágenes íntimas.

En el año 2012, Hormigos fue víctima del ahora ya delito. Una expareja de concejala, difundió en Internet un vídeo sexual que ella misma le había enviado en un entorno de confianza. Hormigos le denunció a él y al alcalde del PP de la localidad, pero el caso se archivó al año siguiente porque la ley entonces entendía que para que existiera delito la grabación tenía que haber sido robada u obtenida de forma ilícita, y había sido ella quien la envió. Pero no quien dio permiso para que se difundiese a terceras personas. Se utilizó como arma política. Y Olvido, se vio obligada a dimir.
Años más tarde, confesó en una entrevista con Antena 3 que, las consecuencias personales que había sufrido iban mucho más allá del plano laboral: intentó quitarse la vida. El sentimiento de culpabilidad, a pesar de que ella no tenía culpa de nada, la invadió hasta tal punto de pensar que no merecía la pena seguir en este mundo: “Yo me decía todos los días que ni he robado ni he matado pero dentro de mi casa quería morir, pasaba muchísima vergüenza, salía a la calle y no podía mirar a nadie a los ojos”.
El caso de Verónica: se quitó la vida tras ser víctima de sus compañeros de trabajo
Olvido fue víctima de la ‘porno venganza’. Como lo fue también Verónica años más tarde, en 2019. Ella nunca podrá explicar cómo un grupo de hombres la hicieron sentir: se quitó la vida. Era trabajadora de Iveco, tenía 32 años y dos hijos pequeños.
Sus compañeros de trabajo -con los que compartía horas y horas semanales- difundieron un vídeo sexual suyo. A ellos les llegó, creen los investigadores, porque la expareja de Verónica lo envío. Pero nunca cumplió condena por ello. El caso se archivó un año más tarde y ni si quiera se trató como un caso de violencia de género: a pesar de las sospechas, la policía no encontró “elementos suficientes” para pasar a disposición judicial a la expareja de Verónica.

Se cree que ese vídeo sexual pasó por las manos de los 2.500 trabajadores de la empresa. Nadie denunció los hechos. Imágenes, difundidas sin su consentimiento, que fueron lo más buscado en las páginas de pornografía aquel año 2019. Entre todos, quien más y quien menos, la humillaron, la extorsionaron y provocaron su muerte.
Penas irrisorias
Pese a ello, y siendo conscientes de las devastadoras consecuencias que tiene para las víctimas de este tipo de violencia machista, las penas de prisión por este tipo de delito son irrisorias: de tres meses a cuatro años de prisión, en función de la gravedad de los hechos.
La mayoría de los condenados por este tipo de maltrato, según magistradas y letradas expertas en violencia machista consultadas por Artículo14, no llega a pisar la cárcel por ello. Esa es la impunidad con la que siguen jugando futbolistas, compañeros de trabajo, novios, exparejas o conocidos de las víctimas. La impunidad del que siente dueño de las mujeres.