Hace unas semanas, un grupo de compañeros de trabajo decidieron salir a tomar algo en Palma. Uno de los trabajadores acompañó hasta el establecimiento a otra colega, pero en mitad del trayecto adoptó una actitud violenta y hostil y le obligó a besarle para llevarla hasta el establecimiento. La mujer asegura que sintió que el hombre la iba a atacar físicamente y accedió intimidada por la situación.
El compañero de trabajo
Horas más tarde, tras tomar algo en el bar, el hombre llevó a otra de sus compañeras a su casa. Cuando la mujer subió a su coche, el agresor le pidió que le diese un beso y le dijo que si no lo hacía no le llevaba. La mujer se negó y el acusado paró en seco el vehículo. Insistió en que le besara y la chica, atemorizada, accedió.
No se quedó ahí, el agresor le obligó a hacerle tocamientos y cuando ella se negó, la agarró con fuerza y la manoseó. La víctima explicó en su denuncia que tuvo miedo a que el hombre le pegara y no consiguió abandonar el vehículo. El hombre consumó entonces una agresión sexual con penetración. Ha sido detenido.
El amigo
También esta semana se ha conocido la pena de cuatro años y nueve meses de prisión para un joven que drogó a su amiga en un botellón en Huelva. Suministró a la víctima , una cantidad no determinada de benzodiacepinas, a fin de anular su voluntad.
Sobre las seis de la mañana, el agresor la acompañó a su domicilio y aprovechando que se encontraba mareada, sin fuerza, sin poder hablar, con mucho sueño y cansada, y movido por el ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, la siguió a su habitación y comenzó a abusar de ella sexualmente, sin que apenas acertara la víctima a decirle “no”. En un momento de lucidez, pudo gritarle que se fuera y lo empujó varias veces, consiguiendo finalmente que se le quitara de encima, sin que recuerde cuando se fue, al no recuperar la conciencia hasta la mañana siguiente.
Son solo dos ejemplos conocidos esta misma semana y que ilustran a la perfección cómo opera la violencia sexual.
A pesar de que en el imaginario colectivo persiste la idea de que las agresiones sexuales las cometen hombres desconocidos, al acecho, que atacan en la oscuridad, la realidad es bien distinta.
El 60 por ciento de los agresores eran conocidos de la víctima
Según la macroencuesta de Igualdad, el 21,6 por ciento de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja refiere que el agresor fue un familiar hombre, el 49 por ciento un amigo o conocido hombre y el 39,1 por ciento dice que el agresor fue un hombre desconocido. A la hora de interpretar estos resultados, señala el estudio, hay que tener en cuenta que engloban el conjunto de agresiones sexuales, desde una violación a un tocamiento.
Del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 6,5 por ciento (1.322.052 mujeres) han sufrido violencia sexual en algún momento de sus vidas de alguna persona con la que no mantienen ni han mantenido una relación de pareja. El 99,6 por ciento de las mujeres que han sufrido violencia sexual la experimentaron por parte de un agresor hombre.
El 60 por ciento de las agresiones suceden en domicilios
En lo que se refiere al lugar de la agresión, el 44,2 por ciento de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja dicen que la agresión sucedió en una casa (18,5 por ciento en su propia casa, 20,1 por ciento en casa de la persona agresora, 9,7% en la casa de otra persona), el 17,8% en bares o discotecas, y el 32% dicen que sucedió en zonas abiertas como calles o parques.
En el ámbito de la denuncia, solo el 8 por ciento de las mujeres que han sufrido violencia sexual fuera de la pareja lo ha denunciado a la Policía, la Guardia Civil o el Juzgado. Este porcentaje se eleva al 11,1% si se tienen en cuenta también las denuncias interpuestas por otra persona o institución.
Familia y lugares de ocio
A principios de este año Navarra presentó el I Estudio sobre Violencia Sexual contra las Mujeres Jóvenes en Navarra. La investigación coincidía con del Ministerio de Igualdad y señala que los agresores son personas conocidas, cercanas (familiares, parejas, amistades, compañeros de trabajo) de las víctimas.
En cuanto a su perfil de edad, la media de edad se sitúa en los 30-49 años —el 38.9 por ciento de los agresores durante la serie 2018-2022—. Es decir, suelen ser más mayores que las mujeres agredidas. La violencia sexual, según recoge la investigación, se lleva a cabo en todos los espacios, pero, sobre todo, en las familias y en aquellos espacios denominados “de ocio”.