Después de una escalada vertical del 35% en lo que va de año y que ha sorprendido incluso a los más optimistas, el Ibex 35 ha llegado estas semanas a situarse a menos de 300 puntos de su máximo histórico de 15.945 puntos del 8 de noviembre de 2007. Pero justo cuando el mercado se preparaba para un posible asalto a esa cota simbólica, dos noticias consecutivas han enfriado los ánimos. El fracaso de la OPA lanzada por BBVA sobre Banco Sabadell y el resurgir de los temores en la banca regional estadounidense han generado un pequeño caos. Por ahora, el intento de romper los 16.000 puntos tendrá que esperar.
Por un lado, el rechazo de la OPA con una aceptación final del 25,47%, ha alterado de inmediato el equilibrio bursátil de ambos bancos. BBVA ha sido recompensado tras anunciar un dividendo a cuenta récord y nuevas recompras de acciones, mientras que Sabadell ha sufrido el castigo típico de quien pierde la prima sin obtener una alternativa clara. El 17 de octubre, el banco vasco cerró el en 16,66 euros, tras subir casi un 6%, mientras que el vallesano retrocedió casi en la misma proporción al cerrar en 3,01 euros.
Alarmas encendidas
Por otro lado, la atención se ha desplazado rápidamente al otro lado del Atlántico, donde la banca regional estadounidense ha vuelto a encender las alarmas. Los resultados de Zions Bank y Western Alliance han destapado nuevas dotaciones por impagos y casos de fraude, provocando caídas superiores al 10% en ambas entidades. El temor a que estos episodios no sean aislados ha disparado el índice VIX, que en cuestión de horas ha saltado desde 19,8 hasta 27, reflejando el repunte en la aversión al riesgo.

Una inquietud que ha cruzado el océano. En Europa, los grandes bancos han acusado el golpe. Deutsche Bank, Barclays, BNP Paribas e ING han sufrido recortes considerables, lo mismo que Santander y Caixabank. Y hay que recordar que el sector bancario representa alrededor de una tercera parte del Ibex 35. Eso ha hecho que el selectivo español se haya alejado de forma moderada de su máximo anual en 15.732 puntos.
Sin embargo, desde Activo Trade subrayan que el Ibex mantiene aún opciones sólidas para alcanzar los niveles de 2007, siempre que el entorno económico conserve su actual equilibrio. Pero reconocen que la llave está en los bancos. “Una recaída en la confianza hacia el sector financiero puede frenar ese impulso. No por deterioro fundamental, sino por sensibilidad del mercado a cualquier atisbo de inestabilidad”, explican. Advierten que la referencia a los casos de impagos y fraudes detectados en entidades regionales estadounidenses no es anecdótica. Ya en mayo de 2023 episodios similares desencadenaron correcciones amplias que no se correspondían con las cifras reales de la banca europea, pero que sí afectaron al sentimiento general. El riesgo no es nuevo, pero sigue vigente.
Factores para el máximo histórico
Para que el Ibex no solo rompa la barrera de los 16.000 puntos, sino que logre consolidarse por encima, Javier Molina, analista senior de eToro en España, dibuja un escenario que califica de “secuencia casi perfecta”. Su análisis arranca con una política monetaria alineada. “Aunque el Banco Central Europeo no ha dado señales de nuevos recortes, la Reserva Federal podría reducir tipos otros 25 puntos básicos en octubre y repetir en diciembre. Ese giro, si se percibe como ordenado y sostenible, puede seguir alimentando el apetito por riesgo en Europa”, señala.

La inflación, por ahora, se mantiene en un terreno manejable. Pero Molina advierte que un repunte inesperado podría actuar como freno inmediato. “Una presión inflacionaria descontrolada no solo afectaría al consumo, también tensionaría los márgenes empresariales justo cuando más apoyo se necesita para justificar las valoraciones”. En este punto, destaca el papel del crecimiento económico español, con una previsión del FMI del 2,9% para este año. Si los datos respaldan ese pronóstico, el Ibex podría encontrar el combustible necesario para desafiar su techo histórico.
En su visión estratégica, los bancos siguen siendo “el gran motor” del índice, y no han perdido aún la capacidad de liderar a falta de conocer más detalles sobre la crisis bancaria en Estados Unidos. En todo caso, señala que el protagonismo podría repartirse. Inditex, por ejemplo, representa esa figura de valor defensivo que no ha participado plenamente en el rally y que podría tomar el relevo en la siguiente fase. A eso se suman compañías de energía o infraestructuras, como Iberdrola, que aportan equilibrio, visibilidad de ingresos y dividendos sostenidos.
Valores
Sin embargo, la fotografía completa del mercado exige mirar más allá de los valores individuales. Desde Activo Trade amplían esa perspectiva y advierten que la sensibilidad del Ibex a la banca no es un caso aislado. Otros índices internacionales, como el MIB italiano o el Dow Jones estadounidense, comparten una estructura fuertemente bancarizada. Incluso el Russell 2000, compuesto por pequeñas compañías, arrastra un peso financiero cercano al 10%, lo que amplifica su vulnerabilidad en contextos de tensión sectorial como el actual.
Al valorar el Ibex desde la óptica de sus componentes, desde ActivoTrade apuntan señales mixtas. Consideran que Repsol, por ejemplo, muestra signos de sobrecompra en relación con el resto del sector energético, un juicio reforzado por la debilidad reciente del crudo, que se aproxima a niveles no vistos en meses. En cambio, reafirman su convicción en valores como Inditex e Iberdrola, que combinan peso relevante en el selectivo con una propuesta defensiva que puede ganar protagonismo si se produce una rotación sectorial.
No todos los nombres presentan potencial alcista. Telefónica y Cellnex, por ejemplo, se mantienen como valores en entredicho, particularmente si aumenta la aversión al riesgo. Repsol, pese a sus buenos resultados acumulados desde 2021, se enfrenta ahora a un entorno de precios de petróleo deprimidos, lo que limita sus expectativas de corto plazo según los expertos de Activo Trade.
Inversión
A nivel internacional, el debilitamiento del dólar, el enfriamiento del petróleo y la creciente volatilidad en criptomonedas como bitcoin y altcoins también configuran un panorama de mayor incertidumbre que puede alterar el comportamiento de los activos tradicionales. El mercado, que hace apenas semanas vivía un entorno de euforia moderada, se enfrenta ahora a nuevas pruebas de solidez.
El Ibex, mientras tanto, se mantiene al borde de una cota psicológica que no ha logrado batir en casi dos décadas. Si la banca resiste la presión, si el entorno macro acompaña, y si los valores más rezagados despiertan, el índice español podría superar los 16 000 puntos por primera vez desde 2007. Pero esa travesía ya no parece tan despejada como hace apenas unos días.