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¿Europa ya no cocina?

Fabricantes de electrodomésticos y sartenes alarman de una drástica caída del consumo. Las causas van desde la falta de vivienda a los nuevos hábitos

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Imagen de una mujer en la cocina en los años 50.

O ya no hay sitio en la encimera o los hábitos están cambiando. La única certeza es que algo pasa en el mercado europeo de los electrodomésticos de cocina o de las sartenes. Dos canarios en la mina ya han dado síntomas. Por un lado, el grupo francés SEB, que a principios de octubre anunció un recorte de 200 millones de euros en su proyección de beneficios para este año. Esperaban 750 millones y ahora prevén 550 millones. El otro canario, la sueca Electrolux, presentará informe financiero a finales de mes. En julio, sin embargo, decepcionó con un beneficio de 72,2 millones que no cumplió objetivos.

Tal vez los nombres SEB y Electrolux no digan mucho. Sin embargo, la primera es propietaria de marcas bien conocidas en los hogares españoles: las sartenes Tefal, las planchas Rowenta, los electrodomésticos Moulinex o las cafeteras Krups. La segunda, por su parte, tiene un portfolio con marcas también bien conocidas, como las lavadoras o frigoríficos AEG o Zanussi.

En ambos casos, las compañías incidieron en que el mercado europeo es “ahora mismo muy difícil”. El grupo SEB reconocía que la situación es “de incertidumbre y volatilidad” en sus principales mercados (Europa y EEUU) hace unas semanas. Electrolux ya lo vio venir en abril, cuando avisó de que factores externos tendrían un efecto “significativamente negativo” en la compañía. Ya en verano, su CEO, Yannick Fierling, fue tajante: “El mercado europeo está especialmente deprimido y está siendo muy difícil”. ¿Por qué?

Resaca tecnológica

El sector del electrodoméstico es complejo y no se pueden hacer maximalismos, ya que las casuísticas que atraviesan a un tipo de aparato o a otro son muy diversas. En España, el peso del mercado lo lleva sobre sus hombros la línea blanca, es decir, aquellos grandes aparatos de cocina (frigorífico, lavavajillas, hornos), con un 62,3% de la facturación total. Le siguen la línea marrón (audio y vídeo, televisores), con un 13,9%; y en tercer lugar, el pequeño aparato electrodoméstico (PAE) con un 8,6%, según los datos de la Federación Española del Comercio de Electrodomésticos (FECE) que aglutina a los retailers de la industria.

El sector en su conjunto disfrutó de un crecimiento moderado en 2024 gracias, en buena medida, a la recuperación con respecto a 2022 y 2023. De ahí que en aquel ejercicio el mercado español de los pequeños aparatos electrodomésticos superara los 1.410 millones de euros con muchos vaivenes en algunos nichos. Por ejemplo, un sorprendente crecimiento en la venta de dispensadores de cerveza, un estancamiento en tostadoras y un evidente retroceso en sandwicheras o cafeteras de goteo.

Pero lo que más llama la atención es que algunas tendencias parecen ya agotarse. La fiebre de las freidoras de aire puede estar llegando a su fin: están ya tan presentes en tantas cocinas españolas que su crecimiento ya no es el que era. Viven, en palabras de la publicación especializada Electromarket, una “resaca tecnológica” en tanto que podrían haber encontrado ya su techo.

Poder adquisitivo

A pesar de todo ello, sigue cundiendo el optimismo en el sector. De nuevo Electromarket recuerda que el crecimiento del pequeño aparato electrodoméstico seguirá dependiendo de la evolución de los hábitos de consumo y siendo sostenido a nivel global. Sin embargo, las alarmas que empresas de tanto pequeños electrodomésticos como electrodomésticos de otras líneas están lanzando no van en consonancia con ello. 

La razón también se puede encontrar en las políticas arancelarias de Donald Trump, que hace que el mercado americano para compañías europeas como SEB o Electrolux lastren sus balances contables. Pero el mercado europeo tampoco les está pintando mejor, y las compañías ya miran con preocupación lo que pasa en el Viejo Continente. La inflación persistente, la pérdida de poder adquisitivo y el débil crecimiento económico afecta a múltiples sectores de la economía. Además, precisamente en pandemia muchos hogares reemplazaron útiles de cocina (panificadoras, freidoras) cuya vida útil todavía no ha sido amortizada.

A principios de año la patronal del mueble francesa aseveraba que el mercado del electrodoméstico en el país vecino se había contraído un 3,9%, pero el segmento del pequeño electrodoméstico seguía viendo con optimismo este 2025. Las palabras del grupo SEB suponen ahora una jarra de agua fría.

Pocas casas

Que fuera la patronal del mueble francés quien lanzara ese diagnóstico en febrero de este año no es casualidad. Los útiles de cocina van aparejados al acceso a una vivienda, y los problemas en este sentido se extienden por todo el continente. 

El porcentaje de españoles que viven en una vivienda de alquiler sigue aumentando año tras año y ha alcanzado el 25% del total este 2025, según datos de Fotocasa. En total, la tasa de inquilinos en el mercado inmobiliario español ha crecido siete puntos porcentuales desde 2018. Nada impide a un inquilino comprar una freidora de aire o unas sartenes, pero el grupo SEB y Electrolux también producen grandes electrodomésticos y los problemas de acceso habitacional pueden acabar lastrando el mercado de estos dispositivos.

Nuevos hábitos

Por otro lado, los hábitos dictan las tendencias en el mercado. Thermomix sigue liderando el segmento de los robots de cocina, unos electrodomésticos de alto precio que sustituyen a batidoras, licuadoras y otros utensilios del segmento PAE. La firma alemana que lo fabrica, Vorwerk, lanzó al mercado la Thermomix TM7 hace unos meses, con la salvedad de que en esta ocasión se disputará el mercado con más competencia que nunca. Firmas como Cecotec, Taurus o Lidl se abren paso. Además, en el resto del mercado TAE las firmas chinas también meten cabeza en el Viejo Continente.

Es pronto para encontrar las causas exactas por las que la demanda de electrodomésticos de cocina pueda estar cayendo en Europa. Sí hay quien, por otro lado, está deseando que se convierta en realidad esa idea, la de que el Viejo Continente deje de cocinar. Los lineales de los supermercados cada día hacen más espacio a los productos precocinados y preparados. El propio Juan Roig, fundador de Mercadona, vaticinó que las cocinas dejarían de existir en apenas un cuarto de siglo, en 2050. Será entonces cuando marcas como Tefal, Moulinex o AEG deberán empezar a preocuparse de verdad.

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