María Victoria, de 60 años y natural de Rincón de la Victoria (Málaga) fue la víctima mortal más reciente de violencia de género. Con ella, en lo que va de 2025, 39 mujeres han sido asesinadas a manos de hombres en España. El dato, aunque continúa con la tendencia bajista de los últimos años, se suma al preocupante acumulado desde que hay registros, que alcanza ya las 1.334 fallecidas. Además, la pérdida de estas vidas inocentes también esconde una gran factura económica.
Según un informe presentado por la Universidad de Alcalá, el Instituto Universitario de Análisis Económico y el Ministerio de Igualdad, el gasto económico de la violencia de género en España, ascendió a unos 13.000 millones de euros solo en 2022, entre costes tangibles e intangibles.
La investigación, dirigida por las economistas Elena Mañas y María Teresa Gallo, permite medir con precisión el impacto económico que generan la violencia de género (VG) y la violencia sexual fuera de la pareja (VSfp). Para ello se han empleado dos metodologías distintas.
La primera, desarrollada por Mañas et al. (2019), se aplica exclusivamente a la VG y se basa en datos de prevalencia y costes unitarios obtenidos casi íntegramente en España. Lo que permite un nivel de detalle mayor. La segunda, sustentada en el modelo de Heeks et al. (2018), se utiliza tanto para la VG como para la VSfp y combina datos españoles con costes unitarios extrapolados de estudios realizados en Inglaterra y Gales. Esta doble aproximación ofrece una imagen más completa y permite suplir las lagunas de información existentes en ciertos tipos de violencia.
Costes tangibles
Desde la perspectiva microeconómica, el análisis distingue entre costes tangibles e intangibles. Los primeros abarcan los gastos directos que se generan al atender, tratar o prevenir las agresiones. Desde intervenciones sanitarias hasta actuaciones policiales, judiciales o sociales. Así como las pérdidas de ingresos que sufren las mujeres cuando la violencia interrumpe su vida laboral. Estos costes pueden expresarse en euros, ya que tienen un valor de mercado reconocible y afectan no solo a las víctimas, sino también a las instituciones públicas y a las empresas.
En este sentido, el informe estima que los costes directos de la VG y de la VSfp ascienden conjuntamente a 4.933 millones de euros, siguiendo la metodología Heeks et al (2018). En este caso, el dato representa el 0,37 % del PIB de 2022 y 104 euros en términos per cápita. Los casi 5.000 millones surgen de la suma de los costes estimados de la VG (4.084 millones) y de la VGfp (848,49 millines) bajo esta fórmula.
Sin embargo, la metodología de la profesora Mañas, más precisa sobre los datos tangibles nacionales y centrada exclusivamente en víctimas de violencia de género en la pareja (VG), estima que el coste mesurable difiere en más de mil millones de euros respecto a la técnica de cálculo previa. Y se sitúa así en los 3.014 millones de euros. De esta cifra, 585 millones corresponden a gastos relacionados con el perjuicio laboral-productivo, 969 millones al impacto en el sistema sanitario, 1.121 millones al ámbito legal y policial, siendo este el más elevado. Y 338 millones a otros costes como traslados (mudanzas), acogida y servicios del tercer sector.
Costes intangibles
Por su parte, los costes intangibles buscan dar valor económico a aquello que resulta difícil de mesurar. El dolor, el sufrimiento, el deterioro de la calidad de vida o, en los casos más graves, la muerte. Para estimarlos, el informe recurre a metodologías consolidadas internacionalmente, como el indicador QALY, que mide años de vida ajustados por calidad, y el sistema de Heeks. De este modo, el estudio evalúa los costes asumidos por las víctimas desde el año del estudio en adelante, pues se tienen en consideración los efectos que tiene a lo largo de la vida. Además, emplea cálculos específicos sobre la pérdida de productividad asociada a las muertes por violencia de género.
En esta línea, el estudio considera que este tipo de costes de difícil mesura, asociados a la violencia de género y a la violencia sexual contra mujeres fuera de la pareja, se sitúa entre los 5.141 millones y 8.038 millones de euros. Específicamente, en el caso de la VG, estos costes fluctúan entre 4.134 y 6.624 millones de euros.
Dentro de los gastos intangibles relacionados con el dolor y sufrimiento, la estimación más conservadora alcanza los 4.110 millones de euros. Mientras, la más elevada asciende a 6.601 millones. En cuanto a los costes asociados a las muertes prematuras, oscilan entre los 23 millones y los 24 millones de euros. Por su parte, los costes intangibles totales de la violencia sexual fuera de la pareja se sitúan en un rango de valores que va desde 1.007 millones de euros hasta 1.414 millones de euros.
Impacto macroeconómico
Por otro lado, la dimensión macroeconómica completa el análisis al medir cómo estos costes, una vez incorporados al flujo circular de la renta, se extienden por el resto de la economía a través de los efectos multiplicadores que conectan a los distintos sectores productivos. Para su cálculo, el trabajo ha hecho uso de dos modelizaciones.
El primero se centra en los gastos directos de víctimas, familiares y sector público para atender, prevenir o reparar los daños derivados de la violencia de género. Según esta estimación, las pérdidas macroeconómicas directas e indirectas ascienden a 3.465 millones de euros. Mientras, los efectos inducidos alcanzan los 3.113 millones. Lo que refleja un total de 6.578 millones de euros. En términos prácticos, cada euro invertido para atender esta lacra produce un impacto agregado de 2,66 euros en la economía.
El segundo enfoque analiza el coste de oportunidad. Es decir, las pérdidas de ingresos de las mujeres víctimas que no pueden participar plenamente en el mercado laboral. Así como el tiempo que familiares y allegados dedican a acompañarlas en trámites legales, sociales o sanitarios. Según esta metodología, la cuantía asciende a 725 millones de euros. Del total, 428 millones corresponden a impactos directos e indirectos en producción y 297 millones a efectos inducidos. Así, cada euro en ingresos provoca una merma de 2,73 euros en la economía.
Tras los cerca de 13.000 millones de euros que cuesta la violencia de género cada año -entre estimaciones de gastos tangibles e intangibles-, están las vidas de María Victoria, las otras 1.333 mujeres con nombres y apellidos asesinadas y las miles de supervivientes. Ahora, las cifras también reflejan la magnitud real de esta tragedia en el plano económico.


