Durante años, Melania Trump ha cultivado una imagen de distancia y moderación, permaneciendo prácticamente invisible en Washington incluso mientras su marido remodelaba la política estadounidense. Esta semana, sin embargo, la primera dama de Estados Unidos se convertirá en el centro de atención en uno de los escenarios más grandiosos: el castillo de Windsor, donde está previsto que aparezca junto a Kate Middleton, la princesa de Gales.
Las dos se reunirán en los jardines de Frogmore para destacar el programa “Go Wild” de los Scouts, un evento que subraya tanto su interés compartido por el bienestar de los niños como el deseo de Reino Unido de cultivar estrechos lazos con la Administración Trump.

Una primera dama en la sombra
Desde el inicio del segundo mandato de Donald Trump, la primera dama ha mantenido un perfil aún más bajo, apareciendo en contadas ocasiones en público, pero ejerciendo una influencia silenciosa entre bastidores. Desde enero, cuando Trump volvió a la Casa Blanca, Melania Trump se deja fotografiar en un acto público apenas una vez al mes. Ella ya advirtió que dividiría su tiempo entre Nueva York, Washington y Mar-a-Lago, Florida. Los expertos en EE UU aseguran que incluso en esta segunda etapa como primera dama ha cambiado sus elecciones de moda, pasando de conjuntos llamativos al negro y al azul, así como a paletas de colores empolvadas, como el beige y el gris.
Sin embargo, Melania Trump ha logrado filtrar sus posiciones sobre alguno de los aspectos más importantes de la política internacional. El presidente de EE UU entregó una carta personal de Melania Trump al presidente ruso Vladimir Putin durante la polémica cumbre de Anchorage, Alaska. En ella, le pedía que “protegiera a los niños”, en una clara referencia a los menores que mueren bajo fuego ruso así como los pequeños ucranianos secuestrados para desesperación de sus familias. Un gesto valiente muy agradecido en Ucrania.

Melania Trump sabe que cuánto más se aleja de los focos, más aumenta su aura de misterio y quizá así aumente su influencia. En el segundo mandato apenas ha acompañado a su marido al extranjero. Viajó con él a Roma, para asistir al funeral del Papa Francisco. Pero no le acompañó a su gira por Oriente Medio y las monarquías árabes ni a la cumbre del G7 en Canadá.
Para la primera dama estadounidense, la visita a Reino Unido representa un momento excepcional, una oportunidad para moldear su imagen no a través de discursos o políticas, sino mediante actos cuidadosamente seleccionados. A diferencia de sus predecesoras, no ha construido una imagen pública como defensora o activista. En cambio, su presencia tranquila, casi enigmática, se ha convertido en su marca distintiva.

Su encuentro con Kate Middleton, otra figura que equilibra la privacidad con la fascinación mundial, ofrece una visión del papel único que pueden desempeñar las primeras damas y la realeza: proyectar calidez y estabilidad en momentos en los que la política parece impredecible.
Para el Gobierno británico, el despliegue de figuras reales en este tipo de diplomacia es calculado. El primer ministro Keir Starmer, que ya ha entregado un mensaje personal del rey al presidente Trump en Washington, es muy consciente de la admiración que el presidente profesa por las monarquías. Cabe recordar que durante la cumbre de la OTAN (a la que no asistió Melania Trump), el presidente se alojó en el Palacio con los Reyes de Países Bajos en La Haya, una deferencia que el magnate republicano agradeció enormemente. La esperanza en Londres es que estos encuentros simbólicos puedan ayudar a afianzar las relaciones bilaterales en un clima global turbulento.

¿Qué hará la pareja presidencial en Reino Unido?
Según informa la BBC, el presidente y la primera dama llegarán a Reino Unido el martes 16 y volverán a EE UU el jueves 18 de septiembre.
El primero en recibirles será el embajador de EE UU, Warren Stephens. El vizconde Hood les dará la bienvenida en nombre del rey Carlos III. Al día siguiente viajarán hasta el castillo de Windsor, serán recibidos formalmente por Carlos y Camila. Después se realizará un saludo real en Windsor y en la Torre de Londres. También estarán el príncipe Guillermo y la princesa de Gales.

Tras un almuerzo, Trump visitará la tumba de la reina Isabel IIS en la capilla de San Jorge en Windsor. Después, habrá se celebrará un desfile aéreo de aviones militares F-35 de la RAF y Estados Unidos y de los Red Arrows.
La pompa llegará el miércoles por la noche, cuando se celebre la cena de gala en el castillo. El jueves 18, antes de partir, Trump viajará a Chequers para reunirse con el primer ministro británico, Keir Starmer. Visitarán los archivos de Sir Winston Churchill y darán una rueda de prensa conjunta.

¿Qué hará Melania Trump en solitario?
La primera dama permanecerá en el castillo de Windsor, donde visitará la Biblioteca Real y verá la Casa de Muñecas de la Reina María, un famoso palacio en miniatura construido en la década de 1920. Tras compartir evento con la princesa de Gales y los Scouts, Melania Trump viajará hasta Chequers para después volver a EE UU.