Opinión

El descanso del trilero

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Las vacaciones no están sobrevaloradas, como dijo Feijóo en su intento de chascarrillo estival. No había maldad en el comentario del gallego, simplemente fue inoportuno, ahorrable, como se dice por mi tierra, no había necesidad. Primera regla de oro de la comunicación política: nunca intentes hacerte el gracioso si no tienes arte, si el humor y el carisma humorístico no están entre tus facultades. El caso es que ha habido una gran parte de la progresía mediática que ha querido hacer de esta anécdota una batalla de clases, un estandarte para cargar contra el Partido Popular.

Entiendo que haya podido haber españoles, que no se han podido tomar aún unos días de descanso, a los que les haya molestado el chistecito del líder de la oposición, pero también creo que habrá muchos más a los que les parezca más trágico que el presidente del Gobierno, tal y como están las cosas, haya decidido irse a La Mareta por una fecha indefinida. Al principio se rumoreó que serían casi veinte días. Creo que estaremos de acuerdo en que es muy ínfimo el porcentaje de población que puede permitirse veranear tantos días. Además, el lugar elegido, Lanzarote, La Palma, habiendo sido la recuperación tras la catástrofe del volcán una de las asignaturas pendientes de este Ejecutivo, denota el poco tacto o el gran desparpajo de un mandatario que siempre se cree con derecho a todo.

Vista exterior de la residencia de La Mareta del pasado sábado
EFE/ Adriel Perdomo

Claro que Sánchez puede y debe tener sus días de descanso, pero hay un límite, una mesura, que no se debe propasar. Más cuando la inestabilidad y la debilidad parlamentaria son las señas de identidad de esta legislatura que es un jarrón chino a punto de partirse en cualquier momento. Mientras él reposa apaciblemente, Puigdemont le sigue pidiendo una reunión cara a cara para darle continuidad al circo. Hace tiempo que dijimos por aquí que Sánchez confiaba todo a llegar al verano, para que así surtiera efecto la amnesia vacacional. Una desmemoria que no borrara la lista de escándalos que asolan a su proyecto, porque es imborrable, pero que sí mitigara su impacto hasta llegar al caso de que la sociedad se anestesiara y se acostumbrara a lo inédito que es escuchar día sí y día también audios de personas que han formado parte esencial de los Gobiernos y del propio Partido Socialista.

Hemos tenido de aperitivo para propulsar y adelantar este fenómeno de borrar la desvergüenza el inicio de una campaña de fiscalización curricular, que sigue ayudando a que crezca esa desafección inequívoca que cada vez más españoles sienten por sus representantes públicos. Los dos partidos mayoritarios del país se han estado cambiando cromos, sacrificando fichas en una especie de transacción entre trileros.

Un capítulo más de deshonra que ayuda a que el ciudadano promedio se reafirme en su idea de que es mejor desviar su atención de todo lo que huela levemente a política. Un apartado más que desemboca en esa célebre frase del “son todos iguales”. Una frase que resulta cómica porque la izquierda, en su voraz afán por defenderse como gato panza arriba cuando peor le va, ha decidido apropiársela para decir que no son todos iguales, que el PP ha robado más y mejor. A la misma vez, y esto es lo más impresionante, acusan a la derecha de utilizar el comodín del y tú más. De verdad que es digno de estudio el desparpajo y el aplomo que aplican ciertas personas para decir una cosa y la contraria en menos de dos minutos. Es impresionante.

Mientras todo esto ocurre, José Luis Ábalos continúa con sus mensajes en clave y siguen apareciendo grabaciones muy reveladoras en las que se sigue hablando de dinero público como si les perteneciera a ellos y de mujeres como si fueran objetos inanimados. También la izquierda ha decidido rasgarse las vestiduras y hacer una campaña de concienciación feminista, pasando por alto, claro, que fue Pedro Sánchez y no otra persona quien permitió que estos siniestros personajes obraran de esta manera por las moquetas del poder en nuestro país.

Pedro Sánchez, Santos Cerdán y José Luis Ábalos
Pedro Sánchez, Santos Cerdán y José Luis Ábalos
KiloyCuarto

No obstante, lo más relevante de los últimos días fue ver ayer como Santos Cerdán rompió su silencio desde Soto del Real para conceder una entrevista en La Vanguardia (no tenía PRISA) en la que adopta de nuevo esa postura suicida y cómica del no reconocerse en los audios y de presentarse como víctima de un complot contra su persona. Que él no ha hecho nada de lo que dice la UCO, que la UCO le tiene manía. Lo de Servinabar es un camelo, según él. También ayer se movieron fichas, pues el abogado de Antxon Alonso, el que fue su socio en la mencionada sociedad, renunció a la defensa del partner. Muy curioso. De lo que se habló poco en la entrevista fue del club de lectura, una pena. Podría enfocar su nueva carrera a ser booktoker, igual ahí tiene una salida el hombre que hace apenas unos meses iba y venía con soltura del extranjero de negociar con el prófugo de la Justicia para mantener a buen recaudo sus siete votos.

Ahora Puigdemont quiere que vaya Sánchez para allá, la debilidad del presidente hace que el de Girona se vea con la potestad suficiente para arrastrarlo. Hace unos años esto sería gravísimo e inhabilitaría la continuidad de cualquier legislatura, hoy tenemos a la primera autoridad del Estado en bañador, con una caipiriña. Con el Fiscal procesado, su mujer imputada, sus manos derechas e izquierdas, sin presupuestos y sin capacidad de legislar. Pero muy chill, que se dice ahora. Del descanso del guerrero al descanso del trilero.