Opinión

Errores imperdonables

Juan Manuel Moreno Bonilla y Alberto Núñez Feijóo
Ana_Terradillos
Actualizado: h
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Todos en algún momento de nuestra vida vamos a pasar por el trance de tener que hacernos una prueba para descartar un posible tumor maligno. Con estas edades a todos nos ha tocado vivir de cerca la eterna espera en la que un TAC o una biopsia descarten que ese bulto que te han detectado o te has palpado es malo. Y son días de mucha angustia, de muchísima incertidumbre porque la palabra cáncer sigue provocando pánico. Por mucho que la ciencia vaya avanzando y por mucho que cada vez haya más tratamientos y terapias el término sigue sonando a una condena maldita, a una eterna espada de Damocles para la persona que espera el resultado y para toda la familia y amigos que le acompañan.

Ahora hay al menos 2000 mujeres que se encuentran en esta tesitura. Miles de mujeres andaluzas a las que nadie avisó en su día se acaban de enterar de que las mamografías que se han realizado durante los últimos años no eran concluyentes a la espera de nuevas pruebas para descartar una lesión tumoral. El caso es tan inquietante que este retraso en los diagnósticos que la Junta de Andalucía conocía al menos desde comienzos del 2024 y que nadie hizo nada por corregir ha supuesto que algunas de las afectadas hayan tenido que recibir quimioterapia o radioterapia al ir avanzando la enfermedad. Según la asociación andaluza de mujeres con cáncer de mama (Amama) varias mujeres han muerto en el camino. En definitiva una cascada de declaraciones de víctimas y por supuesto la actuación de esta asociación andaluza que han sacado a la luz un caso del que todavía quedan por aclarar muchos datos pero que demuestra y este es el titular que se han puesto en riesgo vidas por una negligencia inadmisible en la sanidad pública.

La Consejería de Salud todavía tiene que explicar muchos aspectos de este asunto por ejemplo por qué no resolvió el problema cuando tuvo conocimiento. A día de hoy seguimos sin saber si fue un fallo humano, un error de protocolo, una mala previsión o un problema de gestión. Lo que demandamos los ciudadanos a las instituciones principalmente a las sanitarias son pruebas fiables. 2000 mujeres se hicieron su mamografía y confiaron como hacemos todas en que haciéndose esa prueba cumplían con la parte de la prevención que siempre nos piden los médicos, esas pruebas preventivas que salva vidas. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha pedido disculpas de forma acertada y el pasado miércoles después de las manifestaciones de afectadas de cáncer que recorrieron Sevilla en una comparecencia improvisada anunció la dimisión de la consejera de Salud, Rocío Hernández, que redujo la situación a tres casos puntuales. Incluso en una segunda explicación acusó a las afectadas y a su asociación de alarmar y de tener intereses partidistas. Tocaba su cese.

La Junta de Andalucía además ha anunciado un presupuesto de 12 millones de euros para aumentar los recursos contra la prevención del cáncer de mama y la contratación de 119 radiólogos. No se si es suficiente o no para calmar la ansiedad de las víctimas a las que según la propia explicación de Moreno Bonilla no se avisó para no crearlas ansiedad. La explicación es paternalista y ha fracasado en el objetivo porque las afectadas viven ahora presas del miedo. Y con ellas todas aquellas que han participado en otros programas de cribado de otras comunidades autónomas. Por eso el ministerio de Sanidad ha adelantado que va a pedir a todos los hospitales de toda España sus datos de cribado de cánceres en el próximo Consejo Interterritorial.

¿Es tan difícil diseñar un sistema bien programado para estos casos? ¿es tan complicado establecer un programa en el que saltase algún tipo de aviso cuando un caso necesitase una segunda prueba? Hay demasiadas señales de que nuestro sistema de salud ha sido desatendido. Y la principal razón es que no se le ha dedicado ni los presupuestos ni la atención que merecían. No se le han dotado de medios ni tampoco de profesionales porque no se ha cuidado al personal ni tampoco se han modernizado en sistemas de digitalización que probablemente hubiesen evitado este dolor. Con un programa bien diseñado probablemente no estaríamos lamentando hoy este error. Como me dijo la semana pasada el Director de un gran ambulatorio de Madrid “nos estamos cargando la joya de la corona sin darnos cuenta”. No se a que tenemos que esperar para cuidar, de verdad, a los profesionales, enfermeros y médicos. No se como podemos evitar que las listas de espera, las urgencias y los cribados no se conviertan en un infierno para los pacientes. Nos vamos a arrepentir de este error imperdonable.

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