¿Por qué un vecino asesinó a Marian? La apuñalaron y provocaron un incendio

Un padre y su hijo se encuentran en prisión. Los investigadores creen que el joven asesinó a Marián y provocó el incendio para borrar huellas con la ayuda de su progenitor

El asesino y su padre provocaron un incendio para borrar las huellas del crimen
KiloyCuarto

La mañana del pasado jueves, en la avenida Santa Marina de Badajoz, la rutina se quebró con el sonido de las sirenas. Eran poco más de las nueve y media cuando los vecinos vieron cómo el humo salía a borbotones de una vivienda de alquiler. A simple vista parecía un incendio doméstico, uno de esos accidentes que en pocos minutos pueden arrasar con todo. Pero lo que los bomberos encontraron tras sofocar las llamas reveló una realidad mucho más dura: en el interior, tendido en el suelo de una de las habitaciones, yacía el cuerpo sin vida de una joven de 28 años. Se llamaba María Antonia Sánchez, pero todo el mundo la llamaba Marián.

El asesino y su padre provocaron un incendio en la vivienda para tapar el crimen
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La primera impresión fue desoladora. El cuerpo presentaba graves quemaduras, pero también varias heridas de arma blanca. Aquello no cuadraba con la hipótesis de un accidente. Y los agentes de la Policía Nacional, desplazados de inmediato al lugar, pronto comenzaron a atar cabos. Había varios focos de fuego en la vivienda; el incendio no había nacido de un descuido; había sido provocado.

Había conseguido su plaza y se había instalado en la capital

Marián, natural de La Haba, un pequeño municipio pacense de apenas 2.000 habitantes, era conocida en la comarca. Funcionaria del Instituto Nacional de la Seguridad Social, había conseguido una plaza en Badajoz hacía apenas dos años y se había instalado en la capital para empezar una nueva etapa. Esa etapa quedó truncada de la forma más cruel.

El viernes, la Iglesia de San Juan Bautista, en su pueblo natal, se llenó de silencio e incredulidad. Amigos, familiares y vecinos quisieron darle el último adiós. El Ayuntamiento decretó cuatro días de luto oficial. “Tristeza, dolor e indignación”, se leía en el comunicado municipal, que acompañaba el pésame con una condena tajante: “La más firme condena a este acto de violencia que nos ha golpeado y conmocionado a todos”.

Mientras tanto, en Badajoz, la investigación avanzaba deprisa. La policía ya ha confirmado dos tenciones: se trata de dos varones, padre e hijo. El joven, vecino de la víctima, habría confesado el crimen a su progenitor y es ahí donde juntos, habrían decidido borrar lo sucedido. Los dos hombres habrían tratado de borrar las huellas del asesinato de la manera más rápida, prendiéndole fuego a la vivienda para provocar un incendio. De hecho, la Policía encontró incluso indicios de que se usaron aceleradores para avivar las llamas y que todo ocurriera en la mayor brevedad posible.

No constaban denuncias

Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. La violencia sufrida por la joven se había producido antes de que el fuego envolviera la casa. Y los indicios apuntaban a un nuevo caso de violencia machista, el tercero en Extremadura en lo que va de año.

El lunes, los dos detenidos pasaron a disposición judicial. Sobre el hijo, vecino directo de Marián pesa la sospecha del asesinato. Sobre el padre, la de encubrimiento y colaboración en la quema de la vivienda. El caso está bajo secreto de sumario, pero el barrio ya no mira igual aquel piso ennegrecido por las llamas.

Los investigadores creen que el padre del asesino le ayudó a provocar el incendio
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La vida de Marián se apagó en una vivienda donde apenas llevaba unos meses residiendo. No había dado señales de alarma, ni constaban denuncias, como ocurre en tantos casos de violencia machista que solo se descubren cuando ya es demasiado tarde.

Compañeros consternados

La conmoción traspasa fronteras municipales. En el Instituto Nacional de la Seguridad Social, donde Marián trabajaba, sus compañeros la despidieron con una concentración silenciosa. Allí también estuvo el delegado del Gobierno, en un gesto que subrayaba la gravedad del caso. Su funeral, celebrado el sábado, fue un acto íntimo pero cargado de dolor colectivo. El tanatorio de Don Benito había acogido antes una capilla ardiente a la que se acercaron decenas de personas.

El fuego pretendía borrar pruebas, pero lo que ha dejado al descubierto es una violencia que mata y que no siempre da avisos previos. En el caso de Marián, no había denuncias registradas ni antecedentes que pudieran anticipar lo ocurrido. Una vida cercenada en silencio. Una víctima más de un problema que golpea sin tregua.

Hoy, la imagen de aquella vivienda calcinada en la avenida Santa Marina es también símbolo de un crimen que no podrá ocultarse bajo las cenizas. El barrio, el pueblo de La Haba y toda Extremadura se han quedado con una certeza amarga: la de que, tras el humo, lo que ardía era la vida de una mujer.

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