Caso Epstein

Starmer destituye a Mandelson como embajador en EE UU por sus vínculos con Jeffrey Epstein

El primer ministro británico destituyó de manera fulminante a Peter Mandelson como embajador de Reino Unido en Estados Unidos tras revelarse correos electrónicos que evidencian su estrecha relación con Jeffrey Epstein

Peter Mandelson (izq.) hablando con Jeffrey Epstein (dcha.) en una foto incluida en el libro del 50 cumpleaños de Epstein
Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes de los EE.UU.

El primer ministro británico, Keir Starmer, ha destituido a Peter Mandelson como embajador del Reino Unido en Estados Unidos tras conocerse nuevos detalles sobre la estrecha relación que mantuvo con Jeffrey Epstein, el financiero condenado por delitos sexuales contra menores. La decisión, tomada de forma inmediata, llega en un momento delicado para Downing Street, a pocos días de la visita de Estado del presidente estadounidense Donald Trump.

El ministro de Exteriores, Stephen Doughty, comunicó a los diputados que Mandelson “no había revelado la magnitud y profundidad de su amistad con Epstein” en el proceso de su nombramiento. Además, explicó que en ningún momento se les informó de los correos en los que Mandelson sugería que la condena de Epstein en 2008 por solicitar a una menor para prostitución había sido injusta y debía ser recurrida.

En un comunicado, un portavoz del Foreign Office declaró: “A la luz de la información adicional en correos escritos por Peter Mandelson, el primer ministro ha pedido a la secretaria de Exteriores que lo retire como embajador. Los correos muestran que la profundidad y la magnitud de la relación de Peter Mandelson con Jeffrey Epstein es materialmente diferente a lo que se conocía en el momento de su nombramiento. En particular, la sugerencia de que la primera condena de Epstein fue injusta y debía ser cuestionada constituye información nueva. A la vista de ello, y teniendo presentes a las víctimas de los crímenes de Epstein, ha sido retirado con efecto inmediato”.

La filtración de los correos electrónicos fue el detonante. En uno de ellos, fechado en junio de 2008, Mandelson escribió a Epstein: “Te aprecio muchísimo y me siento impotente y furioso por lo que ha ocurrido. Todavía apenas puedo entenderlo. Esto en Gran Bretaña no podría pasar. Debes ser increíblemente resiliente, luchar por una liberación anticipada y ser lo más filosófico posible”.

Trump
La felicitación de Trump por el 50 cumpleaños de Epstein

El escándalo se intensificó cuando salió a la luz el llamado “birthday book” de Epstein, publicado por legisladores demócratas en Washington, en el que Mandelson dejó una nota manuscrita calificando a Epstein como “mi mejor amigo”.

Página del libro del 50 cumpleaños de Epstein escrita por Peter Mandelson en la que afirma que Epstein en su mejor amigo.
Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes de los EE.UU.

Reacciones en Westminster

Las reacciones políticas no tardaron en llegar. El secretario de Sanidad, Wes Streeting, aseguró estar “completamente disgustado” por los mensajes enviados por Mandelson y añadió que su futuro era “una decisión para el primer ministro”.

Desde la oposición, la líder conservadora Kemi Badenoch acusó a Starmer de indecisión: “Mandelson puede haber caído, pero, como con Angela Rayner, Starmer titubeó cuando debía ser contundente. Una y otra vez pone al partido por encima del país. No tiene columna vertebral ni convicciones”.

El líder liberal demócrata, Ed Davey, exigió que Starmer compareciera en el Parlamento para aclarar qué sabía y cuándo lo supo. “Mandelson podría haberse ido, pero el primer ministro debe explicar por qué fue nombrado en primer lugar”, subrayó. Desde el SNP, Stephen Flynn fue tajante: el “juicio, la reputación y la autoridad” del premier están ahora en entredicho.

Algunos diputados laboristas también expresaron su indignación. Jo White reconoció sentirse “asqueada” tras leer los correos, mientras Andy McDonald habló de una “repulsión generalizada” dentro del partido. Harriet Harman, exlíder adjunta, apuntó la responsabilidad hacia Mandelson, afirmando que era “vergonzoso” que se hubiera postulado al cargo sabiendo de la existencia de esos correos.

Un error de cálculo político

El nombramiento de Mandelson ya había generado controversia en otoño pasado, cuando se discutió en Downing Street su idoneidad pese a que su amistad con Epstein era pública y continuó después de la condena de 2008. Fotografías en fiestas privadas o en tiendas junto al financiero habían circulado previamente, pero Starmer decidió seguir adelante con la designación, valorando más la experiencia diplomática y las conexiones políticas del veterano laborista.

Ese cálculo, sin embargo, se ha vuelto en su contra. Varios analistas destacan que Starmer subestimó el riesgo político de contar con alguien tan marcado por su pasado. Como dijo un exministro conservador, Jeremy Hunt, la destitución resulta “altamente embarazosa” justo antes de la visita de Trump, un momento en el que el Reino Unido necesita proyectar la imagen de un “aliado estable y confiable”.

Jeff Epstein y Donald Trump, en Florida durante el año 1997
Jeff Epstein y Donald Trump, en Florida durante el año 1997
Davidoff Studios Photography

Próximos pasos

James Roscoe, hasta ahora número dos en la embajada en Washington, ha sido nombrado embajador interino y tendrá la responsabilidad de gestionar la visita del presidente estadounidense. Entre los nombres que suenan como reemplazo permanente están Karen Pierce, quien ocupó ese puesto antes de Mandelson, y figuras con experiencia internacional como David Miliband o Cathy Ashton.

El caso supone un golpe severo a la autoridad de Starmer, que en menos de una semana ha perdido a dos de sus figuras clave: primero Angela Rayner, obligada a dimitir como vice primera ministra por problemas fiscales, y ahora Mandelson, apartado por un escándalo que amenaza con dejar huella en la credibilidad del gobierno laborista.

En palabras de un portavoz de Downing Street, los correos de Mandelson resultan “reprobables”. La destitución puede cerrar el capítulo diplomático, pero las dudas sobre el criterio del primer ministro al designar a un aliado con un historial tan comprometido siguen abiertas.