Del 1 al 8 de noviembre, Riad se convierte en el epicentro del tenis mundial. Allí, las mejores raquetas del circuito femenino se citan para disputar las WTA Finals 2025, el torneo que pone punto final a una temporada intensa y llena de historias. Ocho jugadoras con estilos, personalidades y trayectorias muy distintas buscarán algo más que un trofeo: el privilegio de cerrar el año como la número uno del planeta.
El cartel es inmejorable. Campeonas de Grand Slam, figuras en pleno auge y una debutante dispuesta a desafiar jerarquías conforman un cuadro que resume el momento dorado que vive el tenis femenino: diverso, impredecible y repleto de talento.
Sabalenka y su desafío pendiente
Aryna Sabalenka aterriza en Arabia Saudí con la determinación de una campeona que quiere completar su legado. La número uno del mundo llega a las WTA Finals tras una temporada que ha rozado la perfección: cuatro títulos, victorias resonantes y una consistencia que la ha mantenido en lo más alto del ranking desde octubre del año pasado.
Su 2025 comenzó como un vendaval. Encadenó once triunfos consecutivos y solo Madison Keys pudo frenar su impulso en la final del Abierto de Australia. Pero Sabalenka no tardó en responder: conquistó Miami y Madrid con la contundencia que la caracteriza, alcanzó la final de Roland Garros, donde cedió ante Coco Gauff, y llegó a semifinales en Wimbledon. El gran golpe, sin embargo, lo dio en Nueva York, donde defendió con autoridad su corona del US Open frente a Amanda Anisimova, reafirmando su hegemonía en pista dura.

Tras un breve paréntesis competitivo en Wuhan, donde se despidió en semifinales, Sabalenka encara en Riad su quinta presencia consecutiva en las Finales WTA. Esta vez, su misión es tan clara como ambiciosa: levantar el trofeo, el único gran título que aún falta en su impresionante colección.
Świątek busca otro trono en Riad
Iga Świątek afronta la competición convertida en una jugadora más completa, más paciente y, sobre todo, más peligrosa. La polaca, campeona del torneo en 2023, ha transformado su juego en un modelo de versatilidad, capaz de imponerse incluso en las superficies que antes parecían su talón de Aquiles.

El punto de inflexión llegó en Wimbledon. Allí, donde solía sufrir, firmó una actuación histórica: conquistó su primer título en la hierba londinense con una final impecable ante Amanda Anisimova, a la que despachó con un inapelable 6-0, 6-0. Fue una exhibición de autoridad que confirmó su evolución como tenista total.
Su única gran espina del año estuvo en Roland Garros, donde se quedó a las puertas de un cuarto título consecutivo. Sin embargo, lejos de derrumbarse, respondió con una gira veraniega arrolladora: títulos en Cincinnati y Seúl y una racha de catorce victorias en quince partidos.
Świątek llega a Riad con la serenidad de quien domina todos los escenarios. En su mirada hay confianza, pero también ambición: quiere su segundo trofeo de Maestra y demostrar, una vez más, que el tenis femenino sigue girando a su alrededor.
Coco Gauff, siguiendo los pasos de Serena
A sus 21 años, Coco Gauff ya se mueve entre las grandes con la confianza de una veterana y la frescura de quien aún escribe su historia. La estadounidense aterriza en Riad con la posibilidad de firmar un logro reservado a leyendas: convertirse en la primera tenista desde Serena Williams en ganar dos WTA Finals consecutivas.
Su 2025 ha sido un viaje de contrastes, con tropiezos que la pusieron a prueba y momentos que confirmaron su carácter indomable. El punto más alto llegó en París, donde se coronó campeona de Roland Garros tras una vibrante final frente a Aryna Sabalenka. Pero después del triunfo, vinieron las turbulencias: derrotas tempranas, ajustes en su equipo técnico y las dudas recurrentes sobre su servicio.

El cambio llegó en la gira asiática. Con ritmo, confianza y agresividad, Gauff recuperó su mejor versión: se alzó con el título en Wuhan, alcanzó semifinales en Pekín y cerró ese tramo con nueve victorias en diez partidos.
Ahora, la campeona vigente llega a Arabia Saudí con la mirada puesta en un nuevo reto. Con potencia, velocidad y una mentalidad feroz, Gauff quiere reescribir la historia del tenis femenino y consolidar su lugar entre las grandes.
Anisimova y el renacer de una estrella
Amanda Anisimova vuelve a brillar. Tras varios años de silencio, lesiones y pausas, la estadounidense ha firmado en 2025 la temporada de su resurgir y llega a Riad como la única debutante de las WTA Finals. Su regreso no ha sido casualidad: ha construido un año de tenis poderoso, cabeza fría y victorias resonantes que la han devuelto al centro del escenario.
Sus resultados hablan por sí solos. Ganó dos títulos de categoría 1000 (Doha y Pekín) y alcanzó las finales de Wimbledon y del US Open, dos citas que consolidaron su retorno a la élite. En la hierba londinense eliminó a Aryna Sabalenka antes de caer ante Świątek, y semanas después se cobró la revancha, derrotando a la polaca en los cuartos de final de Nueva York. Aunque el título se le escapó ante Sabalenka, su nivel competitivo dejó claro que está lista para quedarse.

Anisimova llega a las Finales con una mezcla de juventud, talento y serenidad poco habitual. En su debut entre las ocho mejores, quiere demostrar que su regreso no es una historia pasajera, sino el prólogo de una nueva era en su carrera.
Pegula busca el cierre perfecto
Jessica Pegula representa la calma en medio del vértigo. A los 31 años, la estadounidense se mantiene como una de las figuras más consistentes del circuito y vuelve a situarse entre las ocho mejores del mundo, demostrando que la solidez también puede ser una forma de brillantez.
Su 2025 ha sido una clase magistral de regularidad. Ganó tres torneos (Austin, Charleston y Bad Homburg) y volvió a demostrar que su tenis metódico y paciente sigue siendo un modelo de eficacia. En el US Open llegó hasta las semifinales, donde se reencontró con Aryna Sabalenka, una rival que se ha convertido en su obstáculo recurrente en los grandes escenarios.

La gira asiática reforzó su credibilidad: finalista en Wuhan y semifinalista en Pekín, Pegula completó otra temporada de alto nivel. Ahora regresa a Riad, después de la frustración del año pasado, cuando una lesión la obligó a retirarse antes de tiempo. Esta vez llega con una meta clara: cerrar la temporada en sus propios términos y recordarle al circuito que la experiencia también gana partidos.
Rybakina, elegancia con sed de revancha
Elena Rybakina regresa a las WTA Finals con la mirada puesta en una cuenta pendiente. La kazaja, una de las jugadoras más elegantes y letales del circuito, disputa por tercer año consecutivo el torneo de maestras, todavía con la espina de no haber superado la fase de grupos.
Su clasificación llegó tras un cierre de temporada sólido, en el que sumó títulos en Estrasburgo y Ningbo, además de unas semifinales en Tokio que confirmaron su consistencia. Sin embargo, una dolencia en la espalda la obligó a retirarse antes de disputar su penúltimo partido del año, sembrando cierta incertidumbre sobre su estado físico.

Aun así, nadie subestima su amenaza. Rybakina combina potencia y serenidad, un estilo de precisión matemática que puede desarmar a cualquiera. Si llega en forma, será una rival incómoda para todas. En Riad, buscará derribar su última barrera y demostrar que su tenis tiene un lugar definitivo entre las campeonas de fin de temporada.
El regreso triunfal de Madison Keys
Madison Keys vuelve a pisar territorio de élite. Nueve años después de su última aparición en las WTA Finals, la estadounidense regresa a lo grande, impulsada por una temporada que marcó su renacimiento.
Su 2025 comenzó con una energía arrolladora: título en Adelaida y, apenas unas semanas más tarde, el gran salto de su carrera. En Melbourne, Keys levantó su primer Grand Slam tras una intensa final frente a Aryna Sabalenka, confirmando que su potencia y carácter siguen intactos. Esa racha, de dieciséis victorias consecutivas, fue la más dominante del arranque de temporada y la catapultó de nuevo a la cima.

Aunque el ritmo se enfrió en la segunda mitad del año y decidió saltarse la gira asiática para recuperarse, los méritos acumulados bastaron para devolverla al selecto grupo de las ocho mejores. Hoy, con 30 años y una mezcla perfecta de experiencia y determinación, Keys se presenta en Riad con un mensaje claro: no ha vuelto para participar, sino para competir.
Paolini, la joya del tenis italiano
Jasmine Paolini atraviesa el momento más brillante de su carrera. La italiana, convertida en símbolo de constancia y crecimiento, llega a las WTA Finals como una de las grandes protagonistas del año y la prueba viva de que el trabajo silencioso también conduce a la élite.
En mayo, Roma se rindió ante ella. Paolini conquistó el Internazionali BNL d’Italia, derrotando a Coco Gauff en la final y convirtiéndose en la primera campeona italiana del torneo desde 1985. Aquel triunfo no solo fue histórico, también marcó su consolidación definitiva entre las mejores del mundo.

Su temporada fue un ejemplo de regularidad: finalista en Cincinnati y Wuhan, semifinalista en Ningbo y siempre presente en las rondas decisivas de los grandes torneos. Pero su éxito no se detuvo ahí. En dobles, junto a su compatriota Sara Errani, formó la dupla más dominante del año, levantando títulos en Doha, Roma, Pekín y en el mismísimo Roland Garros.
En Riad, Paolini será la única jugadora que disputará individuales y dobles, un desafío que refleja su entrega, su versatilidad y el momento dorado de una carrera que no deja de crecer.
Ocho estilos, un mismo objetivo
Riad se prepara para bajar el telón de una temporada que ha tenido de todo: épica, emoción y una lucha constante por la cima. Las WTA Finals serán el punto culminante de un año vibrante, un escenario donde convergen estilos, generaciones y personalidades que definen al tenis femenino actual.
En la pista se cruzarán la potencia desbordante de Sabalenka, la inteligencia táctica de Świątek, la energía juvenil de Gauff, el regreso triunfal de Anisimova, la constancia de Pegula, la precisión de Rybakina, la experiencia competitiva de Keys y la inspiración luminosa de Paolini.
Ocho mujeres, ocho caminos distintos y un mismo propósito: cerrar el año en la cima. Solo una levantará el trofeo, pero todas llegan como protagonistas de una temporada que ha mostrado, una vez más, la extraordinaria riqueza y diversidad del tenis femenino.
