En 2022, una agresión sexual en plena calle de Ámsterdam cambió para siempre la vida de Thalissa, una joven emprendedora neerlandesa. Aquel episodio, que la dejó profundamente afectada, terminó convirtiéndose en el origen de ‘Veilige Vriendin’ (‘Amiga Segura’), una marca dedicada a productos legales de defensa personal para mujeres en los Países Bajos. Su fundadora relata para Artículo 14 que todo comenzó tras aquel ataque en el que, según explicó, “fui sexualmente asaltada en una calle en Ámsterdam”, y añade que siempre había vivido y trabajado en la ciudad, pero después de lo sucedido “me sentí realmente insegura” y que durante mucho tiempo no fue capaz de caminar sola por la calle.
Recordó que no siempre es posible ir acompañada por familiares o amigos, por lo que empezó a buscar “una alternativa, algo que pudiera llevar conmigo en mi bolsa y agarrar en caso de emergencia”. Sin embargo, descubrió que “en Holanda no había mucho en el mercado para la seguridad de las mujeres”. Explicó que existían tiendas orientadas a hombres, relacionadas con deportes de lucha o productos de ejército, pero “nada realmente para las mujeres”. Tras investigar opciones internacionales, especialmente en Estados Unidos, se dio cuenta de que muchas no eran legales en su país: “por ejemplo, un táser o cosas así”.
Decidió entonces estudiar las leyes neerlandesas y contactar tanto con la policía como con tiendas especializadas “interesadas en lo que es legal y lo que no”. A partir de ahí empezó a seleccionar productos que pudieran comercializarse sin infringir la normativa.
De eso hace ya casi cuatro años. Desde entonces, su empresa ha crecido de forma notable, ya que, afirma, “por desgracia, muchas mujeres se sienten inseguras”, no solo en Países Bajos, sino también en países vecinos como Bélgica y Alemania.
La emprendedora asegura que, al principio, la reacción social hacia su proyecto fue distinta. Contó que muchas personas opinaban que “asustas a la gente” o que se lucraba del miedo. Sin embargo, la percepción cambió con el tiempo, especialmente tras varios sucesos graves que impactaron al país. En particular, se refiere al caso reciente del asesinato de una joven llamada Lisa, algo que —dijo— “ha afectado a la sociedad” y que generó un enorme shock porque “es ridículo pensar que si has ido a una fiesta y vas con tu bicicleta a casa, esto podría suceder”. Para ella, este crimen visibilizó el problema y aumentó la necesidad de herramientas preventivas.

“Se agotaban cada tres minutos”
Su trabajo se ha convertido en un punto de contacto directo con mujeres que buscan sentirse más seguras. Afirmó que sigue haciendo atención al cliente porque necesita “ver qué está pasando en las calles”. Entre las muchas historias que recibe hay dos que, según dijo, siempre le vienen a la mente. Relató el caso de una joven que volvía de trabajar y fue acosada por un hombre que pasó del acoso verbal al contacto físico. Ella llevaba una herramienta legal incluida en uno de sus llaveros de seguridad, un ‘kubotan’, y “lo usó en emergencia” para poder escapar y llamar a la policía. Después, añadió, la joven “estaba muy agradecida” porque no sabía qué habría ocurrido de no llevar aquel objeto.

Señaló que suele suceder que las alarmas personales logran frenar a los agresores: “la mayoría de las personas con malas intenciones se detienen porque no quieren ser atrapadas”. Pero hay casos extremos, como aquel que relató, que todavía la acompañan cuando intenta dormir.
Uno de los productos más populares es el spray identificador, que no contiene sustancias ilegales como la capsaicina del gas pimienta. Explicó que al rociarlo “va a marcar a un atacante de 3 a 5 días” y también bloquea su visión temporalmente al tratarse de un gel con pintura, lo que permite a la víctima escapar. Tras el asesinato de Lisa, dijo que “se agotaban cada tres minutos”, llegando a listas de espera de 500 a 1000 unidades.

“Mis productos no van a resolver el problema”
“Tristemente mis productos no van a resolver el problema en sí”, Thalissa insiste en que la raíz del problema no está solo en la falta de herramientas de defensa. En su opinión, el cambio debe comenzar desde la educación temprana, enseñando “qué son los límites, qué es un cumplido, qué es acoso”. También señaló que en Países Bajos “las penas no son tan altas” y que a veces los agresores reciben apenas “tres o cuatro años”, algo que considera insuficiente.
Subrayó que la conversación debe incluir también a los hombres: “requiere coraje para los hombres decirle a un amigo: no puedes hacer eso”. Asegura que su misión va más allá de vender productos: “Sé cómo me sentí y cómo me impactó que alguien tocara mi cuerpo, realmente espero que en 5 o 10 años las cosas sean diferentes. Nuestra misión es esparcir seguridad, a través de productos y también de incitar a la gente a conversar para hacer un cambio”

