Opinión

La calma que no engaña a los mercados

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Octubre ha dejado tras de sí un complejo legado para los mercados globales. Ha sido un mes de contradicciones, donde los inversores han tenido que valorar el respiro ofrecido por treguas geopolíticas cuya sostenibilidad sigue siendo incierta, frente a las crecientes señales de debilidad que acechan bajo la superficie de la economía.

Aunque el mes ha terminado con un tono más constructivo, esta frágil calma no ha engañado a los inversores. La persistente rotación hacia activos defensivos y una mayor selectividad en el crédito han revelado una profunda cautela, anticipando que los riesgos geopolíticos y económicos seguirán muy presentes en la recta final del año.

Los avances en el frente diplomático provocaron un alivio pasajero en los mercados. La perspectiva de una distensión entre Estados Unidos y China, que podría incluir una tregua en los aranceles y en los controles de exportación de materiales estratégicos como las tierras raras, apoyó a las bolsas mundiales. De forma paralela, si bien el alto el fuego acordado en Gaza se ha demostrado extremadamente frágil, su anuncio bastó para activar toma de beneficios en el oro.

Por su parte, el sector financiero aportó una nota de cautela. Las ventas selectivas en la banca regional estadounidense a mediados de mes, tras informes sobre cancelaciones de préstamos, derivaron en un reajuste de carteras: sin percibirse riesgo sistémico, el capital se reorientó hacia entidades de mayor tamaño y los Treasuries de duración intermedia ganaron tracción como refugio.

Un retrato a dos velocidades

A nivel microeconómico, la temporada de resultados corporativos ha pintado el retrato de una economía a dos velocidades. Los gigantes tecnológicos, impulsados por la narrativa de la inteligencia artificial, han vuelto a batir las estimaciones. Y sostienen a los principales índices sobre una base de liderazgo muy estrecha. Sin embargo, este rendimiento ha avivado el debate sobre una posible burbuja, con analistas señalando un fenómeno de “circularidad” que podría inflar las valoraciones. Los gigantes tecnológicos invierten en startups de IA que, a su vez, utilizan esos fondos para comprar servicios en la nube de sus propios inversores.

Mientras tanto, las empresas de sectores cíclicos, más sensibles al consumo y a los tipos de interés, han ofrecido guías prudentes, siendo penalizadas por sorpresas en sus balances. Esta clara divergencia ha puesto el foco en la sostenibilidad de un liderazgo tan concentrado, en línea con las advertencias de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el riesgo de una “abrupta corrección” si las valoraciones se desacoplan de la economía real.

El telón de fondo macroeconómico ha alimentado esta cautela, con señales de desaceleración en geografías clave que complican la lectura del ciclo económico. En Estados Unidos, el retraso en la publicación de datos oficiales dio paso a una cifra de IPC subyacente que mostró una moderación mejor de lo esperado. Este dato, sumado a un mercado laboral que da signos de fatiga, ha reforzado las expectativas de un sesgo más acomodaticio por parte de la Reserva Federal el próximo 10 de diciembre. En este sentido, el mercado descuenta una nueva bajada de tipos en la próxima reunión.

Indicadores

En Europa, los PMIs preliminares de octubre han revelado una notable fractura: la fortaleza del sector servicios alemán contrasta con la debilidad y contracción en Francia, un escenario divergente que permite al BCE mantener una pausa cómoda. A estas incertidumbres se suma la confirmación de la desaceleración en China. En el gigante asiático, el PIB del tercer trimestre creció a su ritmo más lento en el año.

La primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, habla durante una conferencia de prensa en su oficina en Tokio.
EFE

En el ámbito internacional, han destacado dos focos de atención. Por un lado, la llegada de Sanae Takaichi como primera ministra de Japón el 21 de octubre. Y la presentación de su agenda fiscal procrecimiento han dado un impulso a la renta variable nipona.

Por otro, la atención se ha centrado en Argentina. Allí, el Gobierno de Javier Milei obtuvo una importante victoria en las elecciones legislativas del 26 de octubre. Este resultado ha sido interpretado por el mercado como un claro mandato para profundizar su agenda de reformas económicas, aunque el contagio de la situación argentina al resto de la región, por ahora, se ha mantenido limitado.

Una hoja de ruta para fin de año

Octubre deja la sensación de que, pese a algún respiro táctico, se afianza un cambio estructural. Avanzamos hacia una desglobalización de suma cero en la que los beneficios no se distribuyen de forma homogénea. Los estados están reordenando prioridades hacia la seguridad: control de recursos estratégicos como las tierras raras, autonomía digital y energética, reindustrialización y refuerzo de la defensa. Ese giro altera cadenas de valor, introduce fricciones comerciales y eleva de forma persistente la prima geopolítica.

En los mercados, el resultado es un equilibrio inestable. Avances impulsados por narrativas potentes conviven con señales de fatiga macro y divergencias marcadas entre regiones y sectores. La estrechez del liderazgo en tecnología y la “circularidad” en la inversión de IA conviven con unas guías prudentes en cíclicos. Y episodios de tensión financiera que no llegan a ser sistémicos, pero sí reveladores. La aparente calma de final de mes no oculta que el régimen subyacente está cambiando. Más que un paréntesis. Es el prólogo de una etapa en la que la seguridad y la resiliencia pesan más que la eficiencia. Y donde la volatilidad puede reaparecer con facilidad ante cualquier shock político o comercial.

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