En el pulso del emprendimiento español, los datos cuentan una historia de crecimiento con matices. Aunque la economía nacional sigue mostrando dinamismo y resiliencia, la participación femenina en la creación de empresas refleja un retroceso preocupante. En 2025, solo un 17,5% de los emprendedores en España son mujeres, frente al 20% registrado el año pasado. El dato supone una caída del 12,5%.
Este descenso sitúa al país por debajo de la media europea, que anota un 22%, y de otras regiones del mundo. Desde Asia-Pacífico hasta América Latina y África, las mujeres emprendedoras representan entre el 19,5% y el 37%. La tendencia, pese al contexto de expansión económica y oportunidades crecientes, evidencia que la igualdad de género sigue siendo un desafío pendiente en el ecosistema emprendedor español. Salvador Aragón, responsable del área de Innovación de IE University, expone que este retroceso en España deriva en “una entrada más tardía al ecosistema. Así, la edad media de las mujeres fundadoras es de 39 años y medio, frente a los 38 años de media del total”.
Dentro de este panorama, los datos sobre emprendedoras en serie -aquellas mujeres que ya han fundado varias empresas y lanzan nuevos proyectos de forma repetida- muestran un claro alivio. El ‘Mapa del Emprendimiento 2025’, elaborado por South Summit en colaboración con IE University, adelanta que el 17% de este tipo de empresarias en España son mujeres. En contraste con el 12% registrado en 2024. Lo que refleja un crecimiento de hasta cinco puntos en el grupo de fundadoras más experimentadas.
Una de cada 10
En cuanto a la composición de los equipos fundadores, solo una de cada diez startups está formada exclusivamente por mujeres, frente al 58% de nuevos negocios integrados únicamente por hombres. Los equipos mixtos representan el 32% restante. Este es precisamente el caso de Lucía García y Manuel Muñoz, dos amigos desde la infancia que hace apenas unas semanas decidieron abrir su propia agencia de marketing en Alicante. García explica que, tras meditarlo en profundidad y a pesar de haber planeado iniciar el proyecto a comienzos del próximo año, sintieron que “ahora, es el momento“. En apenas un mes, dejó su trabajo y lanzaron Lova Studio.
Esta rápida decisión también refleja una tendencia más amplia señalada por el informe. El 38% de las fundadoras actuales emprende por impulso propio, seis puntos más que en 2024. Aunque el 51% prefiere esperar con mayor detenimiento la ocasión adecuada para poner en marcha su proyecto. En el caso de la agencia, ambos son propietarios al 50%, algo que no siempre es la norma general. Según el estudio de South Summit, en España son los hombres quienes ostentan la titularidad principal de la mayoría de los negocios en desarrollo.
Solo el 2,5% de las mujeres
A nivel internacional, la situación de España no invita a la celebración. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre emprendimiento, aunque la participación femenina en fases tempranas haya aumentado ligeramente, sigue siendo inferior a la de los hombres. En promedio, solo el 7% de las mujeres en los países de la OCDE participa en iniciativas en etapas iniciales. Frente a más del 9% de los hombres. Así, España se sitúa como el quinto país por la cola, con apenas un 2,5% de participación femenina en startups, solo por delante de Polonia, Italia, Japón y Noruega, donde las cifras no superan el 2%. En contraste, países como Colombia y Chile alcanzan tasas del 15% y 20%, respectivamente.

En este sentido, Lucía García reconoce que es difícil animarse por el sacrificio que conlleva: “Sabemos que este primer tramo va a exigir dedicación total, muchas horas y pocos ingresos”. Pero reconoce que “si no lo hacemos ahora, quizá no lo hagamos nunca“. Y añade que no hay mayor impulso que el miedo a quedarse con la duda del “¿y si lo hubiéramos intentado?”.
25 millones de emprendedoras
Por su parte, el estudio también evidencia que la brecha de género en emprendimiento varía notablemente según el país. Mientras en España, Polonia y Colombia la diferencia es mínima, en naciones como Turquía, Estonia o Japón resulta significativamente mayor. Esta desigualdad no es solo un tema de representación, sino que tiene impacto económico real.
La OCDE calcula que si las mujeres participaran al mismo ritmo que los hombres de 30 a 49 años, habría 24,8 millones de mujeres emprendedoras adicionales en los países de la OCDE. El coste de estas “empresarias ausentes” se refleja en pérdidas millonarias de PIB. Por ejemplo, se estima que en 2017, Reino Unido habría añadido 286.000 millones de euros a su economía si ellas hubieran iniciado y escalado negocios a la par que ellos.
Impulsar la presencia femenina en el emprendimiento no se logra solo con el tiempo. Tal y como recuerda María Benjumea, presidenta y fundadora de South Summit, es necesario “redoblar las oportunidades temprano con becas, cursos intensivos y programas de apoyo al negocio en fases iniciales de mujeres”. Solo creando incentivos reales y apoyos concretos, ellas podrán animarse, como Lucía ya lo ha hecho, a dar el salto, arriesgarse y transformar sus ideas en proyectos de éxito.


