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David Delfín y el inédito documental que rescata, ilumina y celebra un universo irrepetible

Un homenaje necesario que muestra la humanidad y el legado creativo del universo de David Delfín

David Delfín
RTVE

Hay figuras cuya ausencia sigue llenando demasiado. Por eso el recién estrenado documental de RTVE sobre David Delfín llega como un acto de justicia poética, cultural y emocional. Hacía falta. No solo para dignificar la memoria de uno de los creadores más influyentes —y, paradójicamente, menos convencionales— de la moda en España, sino para recordarnos que este oficio va de mucho más que prendas: va de identidad, de comunidad y de mirar el mundo desde un lugar propio.

David fue todo eso. Y más. Su universo, tan reconocible e inclasificable, necesitaba ser contado con la pausa, el respeto y la profundidad que solo un documental bien hecho y fundamentado puede ofrecer.

La vida, la muerte y los vínculos que construyen un territorio emocional

El relato aborda sin sensacionalismos su vida, su enfermedad, su muerte. Pero también —y esto es clave— las relaciones que construyeron el corazón de su obra.

Porque hablar de David es hablar de Bimba Bosé, su mitad artística y humana; de Alaska, que siempre entendió la libertad como un principio estético; de los Postigo, que supieron traducir visualmente y apoyar económicamente una sensibilidad única; de esa constelación de amistades que hace que un creador no solo diseñe, sino exista.

Un documental que logra algo difícil: hace visible esa red afectiva que permitió que el universo Delfín fuese posible. Un recordatorio de que la moda, cuando es relevante, es un trabajo coral que nace de vínculos, de conversaciones, de complicidades. Y que las mejores historias creativas, en realidad, son historias humanas.

Crear comunidad: el verdadero legado

David entendió antes que muchos que una marca es un idioma, no un logo. Que un diseñador es un constructor de mundos, no un productor de colecciones.

Su obra —y su vida— siguen siendo un ejemplo de cómo crear comunidad alrededor de un lenguaje propio, de cómo trascender la pasarela para formar parte de la cultura. Y ese es el tipo de relevancia que no caduca, que no se oxida, que no depende de tendencias.

Hoy, cuando la industria vive entre el ruido, la prisa y la búsqueda infinita de la novedad, volver a su figura es casi un acto de resistencia. Su legado nos recuerda que lo importante no es gustar a todos, sino ser fiel al mensaje y construir desde ahí una identidad que perdure más allá del tiempo.

Un trabajo que había que hacer

El mérito del documental es doble. No solo por el tratamiento respetuoso y profundo, sino por el equilibrio entre memoria, análisis y emoción.

Rafael Muñoz firma un trabajo impecable —sensible, necesario, valiente— que devuelve a David al lugar que le corresponde. Y lo hace rodeándose de voces pertinentes, entre ellas Esther García de ESMA, probablemente una de las personas que mejor conoce la moda en España y que más autoridad tiene para hablar de él desde el conocimiento, el respeto y la experiencia.

También es justo reconocer el apoyo institucional cuando sucede: RTVE y María Eizaguirre aciertan al respaldar una pieza que no solo documenta, sino que ordena, preserva y ensancha la historia de nuestra moda y nuestro país. Ojalá más iniciativas así.

David y Bimba: dos estrellas que se fueron demasiado pronto

La ausencia de David sigue doliendo. Igual que la de Bimba. Se marcharon demasiado pronto, dejando un vacío enorme, pero también una enseñanza vital: la creatividad auténtica tiene un eco que continúa mucho después del aplauso.

Su influencia sigue ahí, en toda una generación que entendió, gracias a ellos, que la moda puede ser un espacio de libertad, de valentía y de conversación cultural. Que puede hablar de todo menos de moda porque cuando lo hace, entonces sí, la moda se vuelve relevante.

Un documental en el que además también se incide en su vida personal, de amistades que están presentes e incluso de cómo le marcaron sus parejas. Un documental que, con mucha elegancia, también pone a través de las personas que más le querían y conocían a cada uno en su lugar. Podríamos decir, eso si, que deja mejor a unos que a otros, dejando en evidencia como siempre en este mundo, de alguna manera y lamentablemente, hay intereses creados de gente que se acerca a ti por lo que representas, antes de por lo que eres. No entraré en polémicas, que cada quien interprete a su manera sobre lo que cuenta de los diferentes actores que formaron parte de su vida.

Un documental que no es solo un homenaje, sino un recordatorio de quiénes somos como sector y hacia dónde deberíamos mirar.

David Delfín construyó un universo propio que hoy sigue vivo en su obra, en sus amigos, en todos los que aprendimos algo de él. Y ese legado —libre, honesto, profundamente humano— merece seguir siendo contado, revisitado y celebrado. David, gracias por tanto.

Documental disponible en rtve play.

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